Opinión / Ana Elisa Osorio
Los últimos días han sido una verdadera exaltación a los sentimientos bolivarianos del pueblo venezolano.
El gobierno bolivariano asumió responsablemente la exhumación de los restos de Bolívar con el objeto de aplicar los avances de la ciencia a fin de conocer los detalles de la muerte y vida de nuestro máximo prócer Simón Bolívar.
Lo más maravilloso que este proceso, gracias al Comandante Chávez haya podido ser compartido con todo nuestro pueblo y no se haya quedado reservado, solo, para algunos privilegiados.
El acto de exhumación se hizo con todo el respeto y con toda la solemnidad que le profesamos a nuestro Simón y con todas las precauciones que exige la ciencia para su preservación.
Estas segundas exequias han despertado una llamarada de amor bolivariano en cada uno, en cada una de nosotras. El pueblo, todo , ha sido convocado durante esta semana a tejer la bandera que cubrirá el sarcófago de cristal y oro construida especialmente para el cuidado y honra de Bolívar.
Los días lunes y martes se pegaron la 1ª, 2ª, 3ª, 4ª y 5ª estrella en: Caracas, Barcelona, Cumaná, Pampatar y Barinas; hoy miércoles se coserán la 6ª, 7ª y 8ª en las plazas Bolívar de Mérida, Trujillo y Bolívar; el escudo y la franja amarilla la zurcirán las mujeres de pueblos indígenas de Ayacucho y campesinas del frente Zamorano en Acarigua el jueves, por último, este entramado colectivo henchido de pueblo, se concluirá en la Plaza Sucre de Catia anexándole la franja roja.
Todo el pueblo está invitado a estos actos y en particular a la solemne procesión de esta bandera, tejida con las manos del pueblo, hasta el Panteón Nacional el día 24 de julio fecha del natalicio de nuestro Libertador Simón Bolívar.
Bolívar vive en cada uno y cada una de los revolucionarios y revolucionarias de Nuestra América.