Opinión / Escuela de Cuadros

8.Oct.2013 / 10:01 am / Haga un comentario

Injerencia y políticas golpistas desde el gobierno estadounidense

La expulsión de funcionarios de la embajada gringa en días anteriores, constituye una decisión soberana de un gobierno independiente.

Es el resultado directo de la agudización de las contradicciones existentes entre un proceso de liberación nacional, impulsado por las fuerzas populares, y las fuerzas intervencionistas del gobierno estadounidense, que tratan de impedir que sepultemos definitivamente la dependencia y subordinación en la Patria Grande.

Esta situación no nos puede sorprender. Desde 1908 al menos la embajada norteamericana en Caracas ha sido un foco de acción contra los intereses cardinales de la patria de Simón Bolívar. Sus diplomáticos y espías apoyaron y armaron a tiranos como Gómez, López Contreras, Rómulo Betancourt, Pérez Jiménez, Carlos Andrés Pérez y Carmona Estanga. Organizaron golpes de Estado, capturaron a presidentes legales como Rómulo Gallegos, conspiraron para obtener cada vez más concesiones, negocios y privilegios, sobornaron, organizaron cuerpos represivos y crearon un red de colaboradores fieles entre su fiel lacaya, la burguesía compradora. La embajada norteamericana es un foco cancerígeno que busca disgregar, someter, humillar, sabotear, corromper y destruir a la República Bolivariana de Venezuela. Pero quienes buscan recuperar su dignidad y soberanía deben poner límite a los abusos de esta “diplomacia”.

La injerencia de la embajada gringa en nuestros asuntos internos, fomentando la desestabilización, dictándole la pauta a la derecha local, financiando los grupos opositores, especialmente a los de naturaleza fascista, es el comportamiento recurrente del imperialismo estadounidense frente a nuestro gobierno, desde el conquista del poder por parte del Comandante Chávez y las fuerzas populares, y en todos aquellos países que se hayan revelado a los dictados imperiales.

El siglo XX latinoamericano ha exhibido esa constante. No hay un solo país que no haya sido víctima de alguna agresión imperial para torcer el rumbo decidido por sus pueblos.

En estos momentos cruciales que vive nuestra revolución, exige de nosotros la máxima alerta y despliegue sobre la base de la unidad popular. No podemos permitir que ningún tema coyuntural nos desvíe de la más amplia unidad de las fuerzas populares, democráticas y progresistas para la defensa de la patria.

No fue por casualidad que el Comandante Chávez planteó como nuestro principal objetivo histórico la conquista de la soberanía plena y, como condición para ello, la unidad. Dar la gran batalla por la soberanía de la patria sobre la base de la unidad y de la claridad programática, es la gran tarea de nuestra revolución.

El gobierno y pueblo de Ecuador son agredidos por Chevron-Texaco

Desde el año 1964 hasta 1992, la empresa petrolera transnacional Chevron-Texaco estuvo explotando yacimientos petroleros en el territorio amazónico de Ecuador. Esto resultó en una terrible agresión al hombre, a la naturaleza y a la sociedad, se le ocasionaron daños que el tiempo jamás podrá sanar. La explotación de la riqueza ecuatoriana se llevó a cabo de manera inescrupulosa, absolutamente subordinada a la maximización de la tasa de ganancia, sin importarle nada las implicaciones sociales y ambientales.

Ante esta situación aberrante se inicia una demanda del Frente de la Amazonia, comunidades indígenas de la región amazónica del Ecuador, contra la Chevron, para exigir reparaciones ante los colosales daños ambientales provocados, así como a los perjuicios a personas y comunidades.

Con el fin de ahorrar dinero para así poder aumentar su ganancia, la Chevron Texaco utilizó técnicas obsoletas incapaces de prevenir el impacto ambiental, a pesar de que se había comprometido a usar tecnología de punta. Disimulo centenares de piscinas de residuos sólidos producto de la actividad extractiva, cubriéndola con una capa superficial y dejándola en el mismo estado contaminante.

Ante la demanda de los pueblos indígenas, la transnacional abrió una demanda millonaria contra el Estado ecuatoriano por 19 millardos de dólares, a pesar de que éste nunca lo demandó y, además, adelanta una bestial campaña mediática para criminalizar al Estado ecuatoriano, con el fin de general confusión y distracción sobre el problema real.

Parte de la estratega de la transnacional consiste en una campaña de desinformación para poner en duda el proceso judicial, que se llevó a cabo en el Ecuador, el cual estableció su responsabilidad en el desastre ambiental. Dicho proceso judicial, por cierto, tuvo lugar en el país hermano con el consentimiento de la transnacional.

En resumen, la Chevron-Texaco no asume sus responsabilidades por los desastres causado en el Amazonas y utiliza todo su poder, influencias política y millones de dólares en cabildeo para intentar afectar los intereses del Estado ecuatoriano y de su pueblo.

A los revolucionarios venezolanos nos corresponde seguir las luchas en el campo de la solidaridad internacional, practicados invariablemente por nuestro Libertador Simón Bolívar y por el Comandante Chávez.

La guerra económica es el instrumento de desestabilización del fascismo

Después de que la derecha fue derrotada en el intento insurreccional fascista del 14 de abril, la guerra económica contra el gobierno revolucionario y el pueblo venezolano asumió un papel muy especial en la estrategia golpista de la oposición.

La coalición antinacional compuestas por empresarios especuladores, derecha fascista y la embajada gringa procura el desgaste del gobierno chavista en el mediano plazo. Al acaparamiento, la especulación y la guerra contra la moneda en el mercado negro del dólar, se le agrega el sabotaje eléctrico y petrolero.

El cálculo es sencillo: escasez, carestía y fallas eléctricas generan un malestar social tremendo que, a su vez, se traduce en graves costos políticos para el Gobierno Bolivariano. Estos intentos de desestabilización se irán exacerbando en la medida en que se acerque el proceso electoral del 8 de diciembre.

La oposición intenta destruir a la revolución por cualquier medio, sin importar el malestar que ocasione en la población y el daño que cause a la economía del país. Así es el fascismo, siente profundo desprecio por el pueblo y odio por las fuerzas socialistas, que gobiernan para y con el pueblo.

Con ese guion de guerra económica tumbaron a Allende en Chile hace 40 años, para instaurar la dictadura militar fascista de Pinochet. Fresco en nuestros recuerdos está también el ataque furioso de los ricachones en contra del gobierno del comandante Chávez en el 2002.

Como en el año 2002, el pueblo venezolano, el gobierno del Presidente Maduro y las fuerzas chavistas responderán con unidad, lucha, batalla y victoria. La última iniciativa de nuestra revolución ha sido la creación de un órgano superior para la defensa de la economía popular y de las milicias obreras, con lo cual se moviliza a la fuerza social fundamental para frenar a las fuerzas de la contrarrevolución.

 

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