Un día como hoy, en la distancia de 38 años, un medico, humanista, líder socialista de Chile entregaba su vida para, siendo consecuente con sus ideales y la palabra empeñada con su pueblo, pasar a la historia, la de su país, la de America Latina y la del mundo. Salvador Allende moría valiente, valiente, enfrentando la felonía militar que silenciaba, con el tronar del fuego de sus bayonetas y el estruendo incendiario de sus bombas lanzadas sobre el Palacio de La Moneda, a lo que quiso ser la primera experiencia planetaria en construir una sociedad socialista en democracia.

Aquel ejercito capaz de protagonizar 17 largos años avasallando a su pueblo; secuestrando, torturando, desapareciendo y asesinando a los hijos del pueblo que osaron enfrentarle, no era sino un instrumento títere de los grandes intereses transnacionales capitalistas que no toleraban que un hombre de la entidad ética de Salvador Allende fuera insobornable en el compromiso de rescatar para su pueblo la explotación del cobre chileno, tal y como lo previó el Programa de la Unidad Popular, presentado al pueblo en las elecciones de 1970.

Aquella perfidia criminal contra el compañero Presidente Allende y su pueblo Chileno, nunca se hubiese concretado si la mano de la CIA y del Departamento de Estado de los EEUU no hubiese adelantado una de las mas grotescas intervenciones en la vida interna de un país soberano, con el fin ultimo de crear una grave desestabilización económica, política y social para desatar las condiciones materiales y objetivas del derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular Chilena. En fin, el capital y el imperialismo que le sirve se juraron evitar que la experiencia de avanzar hacia el socialismo por la vía democrática tuviera éxito en Chile y se propagara como ejemplo para el resto de los pueblos, superando la vieja y dogmática discusión en el seno de la izquierda revolucionaria que privilegiaba casi exclusivamente el camino de la insurgencia armada.

Esta lección esta prohibido olvidarla, mas aún en esta época de cambio en la que los pueblos de nuestra patria grande latinoamericana han decidido darse gobiernos progresistas, populares, revolucionarios, socialistas y antiimperialistas, que superando la dictadura del neoliberalismo que se enseñoreó en las décadas ochenta y noventa del siglo pasado, abrazan la inclusión social `para saldar la deuda con millones de seres humanos condenados a la miseria, a la pobreza; volviendo a encontrarse los pueblos en una dinámica, como pocas veces en nuestra historia, signada por la unión y la integración de nuevo tipo.

Con el ejemplo del Presidente Salvador Allende digamos que tenemos la obligación de cuidar y resguardar los procesos de cambios radicales y democráticos de America Latina, para hacer perdurable el sueño de la justicia plena, la libertad sagrada y la igualdad sustantiva como sostén de la nueva sociedad.

En ese sentido rescato aquí el insistente llamado del Comandante Presidente Hugo Chávez a la mas férrea unidad en el seno del pueblo, de su vanguardia, de sus partidos, de los movimientos sociales y de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, para convertirla, la unidad, en componente principal de las tantas trincheras económicas, políticas, sociales, culturales y militares que debemos construir para defender con éxito el camino socialista bolivariano que protagoniza el pueblo heroico de Simon Bolívar.

El imperialismo y las fuerzas políticas y económicas de la conservación y la reacción acostumbran en sus recetarios golpistas y en sus campañas mediáticas, hablarnos de la libertad cuando lo que postulan, con la fuerza de sus ejércitos invasores y agresores, es la subordinación de los intereses nacionales a la lógica del capital expoliador ; nos hablan de “democracia” cuando sus modelos de políticas públicas conducen a la inequidad, la desigualdad y la concentración del ingreso en oligarquías políticas y económicas; nos hablan de desarrollo solo para imponer tratados de libre comercio aperturistas que liquida las posibilidades de una industria nacional y, con ello, tener vía libre para expropiarnos nuestras materias primas, las aguas y las fuentes fósiles de energía.

Ayer como hoy es este nuestro enemigo principal. En sus palabras finales el 11 de septiembre de 1973, el Compañero Presidente mártir Salvador Allende supo identificarle como la razón principal que aplastaba el sueño de los trabajadores chilenos. No debe por tanto soslayarse en nuestro combate.

Compañero Presidente Allende su entrega hasta el sacrificio de la muerte para no traicionar al pueblo del que era su hijo mas avanzado es el legado que le sembró por siempre, para siempre, en cada ser humano, en cada colectivo humano y en las sociedades que se atreven a desafiar la vida egoísta sustentada en la producción para la ganancia y sueñan con un mundo donde desterremos el miedo al desempleo y la pobreza porque la solidaridad y la igualdad conduzcan a generar riqueza para atender las necesidades humanas esenciales a la vida digna.

Claro que era posible, mas allá de las amenazas imperiales, una vía humanista al socialismo. Salvador Allende, la Unidad Popular y el pueblo Chileno de la década de los años setenta lo intento. Hoy America Latina rinde honores a su Presidente Mártir diciendo presente para desatar procesos liberadores, justicieros e igualitarios. Y a esta cita no podía fallar el pueblo Chileno. Junto a usted compañero Presidente Allende nos alegramos al constatar la irrupción, como la imagen del topo de Carlos Marx, de una generación de jóvenes de su patria amada que vuelven a pisar las grandes alamedas trayendo consigo las mismas banderas de siempre de la izquierda allendista para hacer de la educación un derecho, no un privilegio por negocio mercantil que instituyo la dictadura militar.

Es sin duda el chile de Salvador Allende que junto a los pueblos del mundo confirman que el sacrificio del Presidente no fue en vano. Acá vinimos a rendirle un tributo a su memoria, agradeciéndole que mas allá de su vida material nos haya acompañado estos años para reafirmarnos, hasta el ultimo aliento, como usted, en el ideal, en la utopia de construir y vivir en sociedad socialista. Venceremos.

Muchas Gracias.

Caracas, 11 de septiembre de 2011

Palabras pronunciadas en acto homenaje

A Salvador Allende. Plaza Salvador Allende

UCV. Caracas.