Opinión / Richard Canan

19.Nov.2014 / 11:27 am / Haga un comentario

Por: Richard Canan

Sociólogo

@richardcanan

El término democracia se refiere al gobierno de pueblo, proviene de los vocablos griegos demos que significa gente y kratos que significa autoridad o poder. El Diccionario de la Academia Española lo define como “Doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno” y “Predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado”.

A partir de esta terminología reconocemos que la democracia es un sistema que permite la participación del pueblo en la dirección política del Estado. Con base al principio de igualdad, el pueblo ejerce su soberanía de manera directa, tanto para la elección de sus representantes como en la escogencia del modelo sociopolítico y económico de su preferencia.

Esta noción nunca será neutra. Un ejemplo de ello lo vivimos durante la llamada democracia representativa, desde 1960 hasta finales de los años 90. Allí se impuso un modelo de democracia burguesa que traicionó las esperanzas del pueblo. AD y Copei vendieron sus banderas de libertad y justicia al capital criollo y transnacional, quedando la burguesía en control no solo del aparato económico y productivo sino también manejando a su antojo al poder político. Al ejercer impunemente su hegemonía, se convirtieron en clase dominante explotadora, expoliadora del pueblo. A su justa medida y a tono con sus intereses y la de sus lacayos, se crearon, eliminaron o modificaron leyes económicas, tributarias, financieras y laborales, siempre para favorecer al capital, en detrimento de la clase trabajadora. El colmo llegó con Caldera, cuando nombró al jefe de los banqueros criollos ministro de finanzas, para que cuidara y protegiera sus intereses y sus millones de churupos. El resultado fue una exclusión atroz, la miseria de las grandes mayorías del pueblo y el saqueo permanente por parte de los banqueros y de la burguesía criolla.

Cuando nuestro Comandante Chávez triunfa con la Revolución Bolivariana, entramos de inmediato en una fase de confrontación con la clase burguesa parasitaria, al preponderar y prevalecer siempre los intereses del pueblo, por encima de las rancias pero poderosas burguesías.

La transformación y redificación de toda nuestra nación empezó, primigeniamente, por la aprobación en consulta popular de nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Siendo la primera vez en la historia que se convocaba y aprobaba una Carta Magna de manera directa por parte del pueblo.

En los Principios Fundamentales de nuestra Constitución Bolivariana quedaron claramente expresados nuestros valores como Nación. Nociones de elevados principios morales y éticos que se ven reflejados en que somos una nación “irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador; son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional; en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político; la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.

El impulso a los valores democráticos también está expresado en el artículo 62 de nuestra Constitución. Allí se consagran los Derechos Políticos de nuestro pueblo, señalando expresamente que “Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas… La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo”.

Nuestro líder, el Comandante Chávez, siempre alentó al máximo posible la consulta popular e impulsó la realización de infinidad de procesos electorales. En las Bases Programáticas del Partido Socialista Unido de Venezuela, se encuentra establecido, como tarea fundamental para todos los militantes revolucionarios, la consolidación de la Democracia Participativa y Protagónica. Para tal fin, se nos orienta que “La Democracia Participativa y Protagónica conduce en su desarrollo y consolidación a la democracia socialista, que no es otra cosa que la construcción del poder popular. La Democracia Socialista no es un tiempo-espacio social al que se accede desde afuera de la praxis política, sino un proceso abierto y contradictorio al calor de la lucha de clases, mediante el cual progresivamente el pueblo ejerce su soberanía y, a través de su participación, va construyendo la libertad, la igualdad y la justicia con sentido socialista, como fundamento de la nueva sociedad y el nuevo Estado Socialista”.

En la acera del frente: la derecha y sus contradicciones

La derecha, como es su costumbre, todo el tiempo se rasga las vestiduras gritando histéricamente la palabra democracia. Sin embargo, cuando observamos sus acciones y las tendencias discursivas de sus “pastichos” ideológicos, encontramos una fuerte presencia autoritaria y un irrespeto sistemático a las decisiones de la mayoría del pueblo. ¿Quiénes son los que han dirigido paros petroleros, golpes de Estado, descargas de arrechera, salidas violentas y guerras económicas? Pues la derecha. Su odio y sus ambiciones desbocadas los ha lanzado por un abismo oscuro y sin fin. Sus posturas antidemocráticas se han agravado por su empecinada tozudez de copiar las recetas intervencionistas de Estados Unidos, de imponer las llamadas revoluciones de colores, las cuales impulsan el odio y la violencia irracional, llenando a los pueblos de sangre y de guerras civiles.

Estos farsantes de la derecha se dan el tupe de inventar jergas como el de “opacidad de la democracia” para desdeñar de la voluntad del pueblo y de sus altos valores democráticos. Estos seudodirigentes y sus monigotes son los mismos que al interior de sus propios partidos, nunca han efectuado consulta abierta a su militancia para elegir a sus cuadros dirigentes, nadie conoce sus estatutos o sus propuestas políticas. Cuando hacen elecciones, las efectúan en la más estricta clandestinidad, ocultos. De estos procesos salen más divididos y enfrentados que nunca. Sus ambiciones de poder superan cualquier espíritu de unidad. Ninguno de ellos se atreve a mostrar públicamente cuántos militantes activos tiene cada partido. Algunos de estos partidos de la extrema derecha funcionan más como franquicias, registradas como si fueran una asociación civil, con dos o tres eternos representantes, a los cuales nadie eligió, pero que disponen de horas y horas en los medios de comunicación para explayar una verborrea que no representa a absolutamente nadie.

23N: democracia participativa y protagónica

Frente a estos seudodemocráticos partidos, se presenta con firmeza y contundencia el Partido Socialista Unido de Venezuela con su ejemplo de aplicación constante de democracia y participación. El PSUV es el partido con la mayor cantidad de militantes en todo el país. Es el más organizado y disciplinado. Este es un logro del Comandante Chávez que, con su liderazgo, incorporó a la Revolución a la inmensa mayoría del pueblo. A estudiantes, trabajadores, intelectuales, amas de casas, deportistas, cultores y a los jóvenes, construyendo una enorme base social de pueblo revolucionario. Nuestros militantes se han forjado en mil batallas y han elevado su nivel de conciencia gracias al estudio cotidiano y a la formación permanente.

Ya en mayo de este año, en un primer proceso de consulta electoral a las bases, fuimos elegidos 985 delegados. Dichos delegados, siguiendo los lineamientos emanados de las discusiones y consultas a toda la militancia en nuestras UBCH, asistimos al III Congreso del Partido donde se aprobaron los documentos de Ideología y Programa; el de Resolución Internacional: Venezuela Lucha por un Mundo Nuevo; y el Documento Organizativo, Base para el Debate. Igualmente, a finales de agosto, cumpliendo las instrucciones de la plenaria del III Congreso, participamos en el intenso debate del Primer Taller para el Diseño del Sistema de Formación Socialista.

Continuando con este proceso de construcción y fortalecimiento del Partido, el próximo 23 de noviembre, daremos un nuevo paso en la profundización democrática del Partido. Nuestra militancia elegirá a 3.988 jefes y jefas de los Círculos de Lucha Popular, provenientes de las Vanguardias de las 13.682 UBCH de nuestro partido. En Miranda serán elegidos 287 jefes y jefas de Círculos de Lucha Popular, agrupados territorialmente en nuestras 1039 Unidades de Batalla Bolívar Chávez.

Los novedosos Círculos de Lucha Popular son espacios de acción política, desplegados en “áreas geográficas determinadas, donde se organiza y se moviliza a las comunidades en torno a la construcción del Socialismo Bolivariano en lo cotidiano, y en torno a la solución de los problemas específicos que afectan al colectivo”.

A partir del 29 de noviembre, los jefes y jefas de los Círculos de Lucha Popular se reunirán en asamblea con cada una de sus UBCH para elegir por consenso al Jefe o Jefa de UBCH y a los jefes o jefas de las diez patrullas sectoriales: de Formación Ideológica; de Movilización; de Propaganda, Agitación y Comunicación; de Articulación con los Movimientos Sociales; de Articulación con los Movimientos de Mujeres; de Articulación con la Juventud; de Apoyo al Gobierno de Eficiencia en la Calle; de Defensa Integral; de Técnica Electoral; y de Logística.

Nuevas tareas tendrán nuestros cuadros revolucionarios. Deberán incorporarse a la lucha contra la guerra económica (contrabando, especulación y acaparamiento); apoyar a la economía productiva; consolidar el conocimiento y difundir y defender los logros de la Revolución Bolivariana; apoyar permanente a las bases de misiones; y ejercer la contraloría social.

El PSUV es democracia participativa y protagónica. Los militantes del PSUV continuaremos sin descanso consolidando y defendiendo nuestra Revolución Bolivariana y el legado del Comandante Chávez.

 

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