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Hay por esta Tierra de Gracia un embajador europeo que habla como el personaje de caricaturas animadas, Pepe Le Pew y que, invitado o no, se aparece en todos lados, como acostumbra hacer Droopy, otra comiquita con forma de el perrito con cara de yo no fui.
Un mes atrás estaba el señor acompañando la pantomima de la Comisión Nacional de Primaria en un acto realizado en el Municipio Chacao. Hace unos días lo escuché hablar en un programa especial de Globovisión -dedicado a tratar el conflicto Rusia-Ucrania- como si la Unión Europea, la neocolonia estadounidense, no rompiera un plato.
Claro, eso sucedió sin que intermediara crítica o repregunta por parte del ancla. Y aunque eso era de esperarse de una planta televisiva en la que la balanza siempre se ha inclinado a favor de gobiernos de comprobada conducta genocida como los israelíes, colombianos (Uribe, Duque y Santos), estadounidenses y demás ejemplares de eso que llaman mundo occidental, siempre causa un cierto grado de decepción acerca del comportamiento periodismo criollo de este siglo.
El diplomático no tan diplomático, quien tal vez ha querido o ha recibido el mandato de llenar el vacío y desconcierto que produjo entre los factores de la oposición subvencionada, la ruptura de relaciones con Estados Unidos, se comporta como si hiciese campaña política en su país de origen. ¿Que pasaría en el Viejo Continente si un representante del gobierno venezolano se hace ver en eventos preelectorales de grupos opositores en España, Francia, Reino Unido u Holanda?
La torcida manera de hacer “diplomacia” por parte de metrópolis que no logran desprenderse de costumbres imperiales ya arroja sus frutos en distintas zonas del planeta. En América Latina poquito a poco se han construido espacios como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños sin la presencia de socios incómodos como Estados Unidos y su sucursal, Canadá.
Y en África vemos como los otrora colonizadores franceses, belgas o ingleses, al parecer son desplazados por una fórmula diferente de relacionamiento aplicada por naciones como China y Rusia. Las recientes consignas de jóvenes congoleños en contra de la visita presidente Emmanuel Macron y a favor del presidente ruso, Vladimir Putin, son un claro signo de estos cambios.
Alfredo Carquez Saavedra
alfredo.carquez@gmail.com
Caracas