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Foto: Con el Mazo Dando
Mostrando sus estrechos nexos con el narcoparamilitarismo que gobierna Colombia a través de Iván Duque, este viernes el prófugo de la justicia venezolana, Leopoldo López, expresó su apoyo al gobernante uribista y su política de masacre contra quienes manifiestan en las calles de Colombia.
En una carta publicada en su cuenta Twitter, desde su principado europeo, López, quien fue condenado por las acciones violentas en las guarimbas de 2014, denominada «La Salida», que dejaron de más de 40 muertos y daños en infraestructura y propiedad pública, condena «la violencia fuera de control» en el vecino país argumentando que «despoja a la protesta de legitimidad».
No contento con utilizar el típico discurso derechista de la «libertad» y la «democracia» en un intento por justitificar la represión que emplea Duque contra los manifestantes, se explaya en alabanzas hacia el narcogobierno y califica como un «privilegio» que tengan como mandatario al subpresidente uribista.
Contradiciendo su discurso de «las protestas terminarán cuando se vaya este Gobierno» hecha en 2014, así como sus llamados a la violencia en las guarimbas de 2017 y su publica y notoria participación en dos golpes de Estado de 2002 y 2019, siendo este último una insignificancia platanera, el princeso invita a los colombianos a confiar en las corrompidas instituciones colombianas.
Para cerrar, y una vez más desdiciendo lo que ha sido su discurso y acción que lo han llevado a ser conocido como el rostro de la violencia y el extremismo en Venezuela, le pide a los colombianos acudir al diálogo de élites convocado por Duque, del que además fueron execrados los sectores sociales; posición que contrasta con la constante negativa de López a cualquier proceso que signifique conversaciones con el Gobierno legítimo y Constitucional del presidente Nicolás Maduro, tal y como quedó demostrado en abril de 2014 cuando la plana mayor de la derecha venezolana fue al Palacio de Miraflores salvo el princeso porque tenía la ilusión de derrocar el Gobierno Bolivariano quemando chaguaramas y asesinando venezolanos, aventura que abandonó después de segar la vida de decenas de personas y al ver que sus compañeros pensaban convertirlo en «mártir de la lucha».
«No me suelten que me quieren matar», es la frase que quedó grabada en la historia de la entrega a las autoridades de un violento que después de lanzar a la muerte a jóvenes, niños y adultos, optó por pedir la protección de ese Gobierno al que señalaba de violador de los «Derechos Humanos» y al que acusa de «dictadura».
Con el Mazo Dando