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1.Mar.2022 / 09:00 pm / Haga un comentario

Foto: Con el Mazo Dando

El representante diplomático venezolano ante la Organización de Naciones Unidas, Samuel Moncada, durante su participación ante la Asamblea General Extraordinaria de este organismo, donde se trata la crisis de Ucrania reiteró la posición del gobierno nacional en cuanto a que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no expandirse para sacrificar la seguridad de otros, bloques militares del mundo como lo es Rusia.

Asimismo el Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la ONU durante la cuarta sesión plenaria celebró los encuentros diplomáticos entre Rusia y Ucrania como también las conversaciones directas y en igualdad de condiciones entre Rusia y la OTAN.

A continuación el discurso completo de Moncada en este Undécimo Período Extraordinario de Sesiones de Emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Situación en Ucrania.“:

Intervención del Embajador Samuel Moncada, Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante las Naciones Unidas durante la cuarta sesión plenaria del “Undécimo Período Extraordinario de Sesiones de Emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre la Situación en Ucrania”.

Nueva York, 01 de marzo de 2022

Señor Presidente,

Como miembro fundador de las Naciones Unidas, la República Bolivariana de Venezuela es un firme defensor de los principios y propósitos consagrados en la Carta fundacional de nuestra Organización, así como de las normas del derecho internacional.

Señor Presidente,

La situación en Ucrania ha sido un asunto ampliamente debatido en los últimos años. Al abordar esta cuestión, nuestro país – fiel a su Diplomacia de Paz – ha apostado a la resolución pacífica de cualquier diferencia que pueda existir en la región de Europa del Este. Con ese espíritu votamos en el año 2015, en nuestra condición de miembro no permanente del Consejo de Seguridad, a favor de la resolución 2202, que hizo suyo el «Paquete de medidas para la aplicación de los Acuerdos de Minsk”. En ese año, se construyó un camino diplomático, acordado por todos, para alcanzar una solución pacífica a la guerra civil en Ucrania.

Sin embargo, dolorosamente, esos acuerdos fueron desperdiciados tras siete años de incumplimientos dentro de Ucrania, que profundizaron la fractura nacional y el sufrimiento de la población civil. La violenta crisis interna fue agudizada por un nuevo factor, la creciente presión externa del bloque militar de la OTAN hacia la propia Ucrania, con el efecto destructor de las garantías de seguridad para todos, especialmente para la Federación Rusa, y que son la base de la arquitectura de seguridad de Europa. La expansión permanente de la OTAN hacia el Este de Europa, añadió una amenaza de un nivel superior, de carácter estratégico, a la crisis nacional en Ucrania.

Así las cosas, estamos viviendo hoy una crisis en tres (03) niveles, con lamentables pérdidas humanas, y cuyos desarrollos en el terreno están cambiando a gran velocidad. Lo que surgió como la violenta fractura nacional de Ucrania, escaló a un nivel superior y desencadenó una crisis militar internacional. En estos momentos, a menos de una semana de iniciado el conflicto, transitamos peligrosamente hacia un tercer nivel: el recalentamiento entre cuatro potencias nucleares que, al alterar sus equilibrios estratégicos de seguridad y pretender desestabilizar a una de ellas – en este caso la Federación Rusa –, puede desencadenar un conflicto de proporciones mundiales. Esta situación no tiene precedentes en la historia posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Señor Presidente,

En la actual coyuntura que vive la región de Europa del Este, la seguridad es un valor que debe prevalecer para todas las partes involucradas. Las Naciones Unidas fueron establecidas después de la guerra más grande de la historia para, entre otros, garantizar el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Su mayor éxito ha sido evitar una Tercera Guerra Mundial. Incluso, cuando no ha sido posible evitar un conflicto armado, el papel de nuestra Organización ha sido, por la vía de la negociación política, el de revertir el conflicto hacia el camino de la diplomacia para su resolución pacífica. Esa es nuestra obligación hoy: corregir el rumbo para evitar llegar a un punto de no retorno que comprometa la supervivencia de las generaciones presentes y futuras, y construir un camino que frene el escalamiento de las tensiones.

Nuestro papel hoy no es alimentar las tensiones y las divisiones en sus tres niveles;

nacional, regional y mundial. Las Naciones Unidas no pueden ser utilizadas para profundizar los conflictos. Enfatizamos que ésta es la única institución en el mundo con la capacidad, la experiencia y los instrumentos necesarios para alcanzar el arreglo pacífico de las controversias en la magnitud que enfrentamos hoy; cual es, la creciente amenaza de un conflicto mundial entre potencias nucleares.

Es por todo lo anterior que, para salir de este laberinto, hacemos un llamado a esta Asamblea General y a los miembros responsables de la comunidad internacional a abordar esta crisis en sus tres niveles, de manera balanceada y con suma cautela, en aras de evitar profundizar las divisiones. En este orden, rechazamos la aplicación de medidas coercitivas unilaterales y de retaliación, bajo su forma económica, comercial o financiera, pues intensificarán la crisis y prolongarán el conflicto. Cuando la humanidad sigue sintiendo los efectos de la pandemia de la COVID-19, se va a imponer – por diseño – una nueva crisis económica global, con el expreso propósito de generar sufrimientos sobre centenares de millones de personas en todo el mundo. Una crisis generada deliberadamente, para desestabilizar a una potencia nuclear. Ese, no es el camino a la paz.

Señor Presidente,

El principio de seguridad indivisible presupone que la seguridad de un país no puede sacrificar la seguridad de otros, y los bloques militares como la OTAN no pueden expandirse indefinidamente, amenazando la seguridad de otras regiones del planeta. Resulta, pues, necesario iniciar negociaciones directas que permitan una pronta resolución pacífica, integral y duradera de la actual coyuntura en sus tres niveles, y donde se tomen en cuenta las preocupaciones de todas las partes concernidas. Por una parte, un diálogo político entre Rusia y Ucrania, y a cuyos efectos damos la bienvenida a los recientes contactos en Belarús, y, por otra, conversaciones directas y en igualdad de condiciones entre Rusia y la OTAN, que permitan construir un mecanismo de seguridad europeo equilibrado, efectivo y sostenible.

Para concluir, la República Bolivariana de Venezuela reitera su inquebrantable compromiso con los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Desde esta tribuna hacemos un llamado al cese de la propaganda de la guerra, así como al discurso de la intolerancia, guiado por las ideologías de odio, y enfatizamos que sólo a través de la diplomacia, del diálogo y la contención, sin presiones ni sanciones, podremos construir un necesario cortafuego entre los tres niveles de la crisis en Ucrania, e impedir así una reacción en cadena que nos lleve como sonámbulos al abismo.

Muchas gracias, Señor Presidente.

Con el Mazo Dando

 

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