Fotos: Prensa Alcaldía

A un año de la victoria gloriosa de la Batalla de los Puentes, donde el soberano defendió la República Bolivariana de Venezuela de una invasión militar, bajo la farsa de una supuesta ayuda humanitaria, que entraría por la frontera colombo – venezolana, específicamente por el estado Táchira, hoy el pueblo celebra haber ganado la paz, sobre el guión de violencia del hegemón norteamericano.

La orden anticonstitucional y que ponía a Venezuela en la mirada del mundo, la había dado Juan Guaidó: “el juego cambió y la ayuda humanitaria entra sí o sí”. Con ese mensaje, se esperaba incendiar a Venezuela, y que el pueblo muriera en manos del paramilitarismo colombiano.

Al frente de la batalla estaba el hombre de la paz, el presidente Nicolás Maduro, con un claro mensaje ante la prensa internacional: “nos bloquean 30 mil millones de dólares en el exterior y luego le ofrecen a la oligarquía una comida podrida y contaminada, es un show y aquí no somos mendigos”. Con Maduro, la gloriosa Fuerza Armada Nacional Bolivariana, la juventud y todo un pueblo en lucha soberana, sobre todo de los estados Táchira y Mérida enfrentaron y combatieron el plan golpista de la ultraderecha internacional.

El objetivo del enemigo que tenía su cerebro en el gobierno del presidente Iván Duque, se plantó en el Puente Simón Bolívar, en la zona de Villa Rosario, al norte de Santander y el Puente Binacional Tienditas, que conecta al Táchira con el Norte de Santander. Ambas vías del lado colombiano tenían como frente la violencia y el terrorismo acompañado de los políticos de ultraderecha Iván Olivares, Vilka Fernández, Gaby Arellano de Voluntad Popular e Ismael García.

El eje internacional lo acompañaron los presidentes de Chile y Paraguay, Sebastián Piñera y Mario Abdo Benítez, respectivamente. Con ellos los acólitos de Donald Trump: Luis Almagro, secretario General de la OEA y Elliot  Abrams, Mike Pompeo y el senador Marco Rubio. El Grupo de Lima y la derecha de la Unión Europea aportaban mediáticamente para crear una crisis.

El gobierno de Brasil, actuaba como aliado para ingresar la carga y Curazao como almacenador para traerla por vía marítima.

Mientras se repelían las fuerzas del mal, se acrecentaba la moral de un pueblo que pronto alcanzaría la victoria.

Sobre este hecho histórico, el Protector del estado Mérida, Jehyson Guzmán, indicó en entrevista al programa Dando y Dando, conducido por la periodista Tania Díaz y el profesor Aristóbulo Istúriz, que la acción suicida de la ayuda humanitaria se encontró con el fracaso, gracias al pueblo que salió en defensa del estado de derecho.

“A un año de esta gesta heroica, recordamos como el autoproclamado con su discurso soberbio de ingresar una falsa ayuda humanitaria, y las fuerzas internacionales de la derecha se reunían en Colombia para ver caer a Venezuela, ese día se dieron cuenta que este pueblo no está dispuesto a rendirse. A partir de de allí, ha habido un conjunto de desenlaces de importancia para señalar hacia Latinoamérica y el mundo, que los presidentes que aquí acompañaron esa aventura tuvieron que devolverse a sus países para contener las ideas de los pueblos que miraron en Venezuela, la posibilidad de también seguir en resistencia al neoliberalismo”, dijo Guzmán.

Los hechos ya conocidos, daban cuenta como en la frontera la banda paramilitar Los Rastrojos, ayudaban al ingreso irregular a Colombia del autoproclamado Juan Guaidó. Asunto que más tarde fue develado por los medios internacionales.

La quema de las gandolas en suelo neogranadino, de lo que se pensaba en una primera instancia eran alimentos y medicinas, resultaron ser herramientas para armar a los violentos.

Mientras tanto, la mediática internacional, frustraba ese nuevo modelo de invasión imperial. Se fueron dando luces de la verdad y era que detrás de la supuesta ayuda humanitaria, había un gran negocio y una terrible trama de corrupción que recién comenzaba. Un primer escenario con un puñado de militares traidores a la patria, reclamaba a Guaidó su abandono.

Se sumó el concierto de la ultraderecha internacional, “Venezuela “Aid Live”, que apuntaba en Cúcuta  a recolectar 100 millones de dólares para una supuesta ayuda humanitaria. Buena parte de lo recaudado pasó a robustecer las cuentas del partido Voluntad Popular, pero nunca llegó al pueblo.

Salían a la luz las facturas de los suntuosos consumos en Colombia de los políticos venezolanos que se embarcaron en la aventura. El financiamiento gringo para la operación desestabilizadora tomaba un destino irregular, denunciado más tarde por Humberto Calderón Berti, ex embajador en Colombia, del inventado gobierno paralelo del autoproclamado.

La prensa internacional seria, comenzó a interesarse por el contenido real de la situación, y se develaban las gráficas de cómo el ejército paramilitar mercenario preparaba el material para agredir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y al pueblo.

La tan esperada foto que el mundo aguardaba de Guaidó cruzando la frontera, nunca se dio. Era una fuerza mediática, pero no orgánica para engañar al mundo.

El Protector de Mérida, Jehyson Guzmán y el Protector de Táchira Freddy Bernal, fueron testigos de excepción de esta violencia junto a un pueblo que resistió y venció.

“De este lado había un pueblo en resistencia, y que participó en todos los puentes. Evaluamos todas las alternativas, porque el gobierno colombiano había cerrado las fronteras, y del otro lado había gente que había ido al concierto y querían regresar en condiciones de alto riesgo al que la oposición los sometió. La operación logística de ellos fracasó porque se robaron los reales de pagarle a los mercenarios y porque nosotros teníamos pueblo”, sostuvo Guzmán.

Con este guión imperial de una falsa ayuda humanitaria, basado en la mentira y la violencia que violaba el Derecho Internacional Público, derrotada por la unión cívico-militar, dejó al descubierto el plan de Voluntad Popular: llenar sus arcas.

“Fue una victoria de alto nivel”, aseveró Guzmán, quien reveló además que las campanadas de la iglesia daban cuenta de la aplicación por horas del plan violento para agredir. Hizo un reconocimiento a la valentía y a la actitud heroica  del Poder Popular, a la Policía Nacional Bolivariana y a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana que enfrentaron a los mercenarios.

La victoria contra el imperialismo se impuso con el espíritu libertario del pueblo de Bolívar y triunfó la verdad. Con nervios de acero, se resistió y Venezuela salió airosa.

Hoy a un año de esta gesta heroica, el pueblo que escribió su propia historia muestra su fortaleza al mundo y levanta su voz para decir ¡Venezuela no se rinde!

Prensa/Alcaldía Bolivariana Tulio Febres Cordero