Noticias

19.Dic.2013 / 11:17 am / 7 Comentarios

Quizás el imperio creyó que nuestro pueblo no haría honor a su palabra cuando, en días inciertos del pasado siglo, afirmamos que si incluso la URSS desaparecía Cuba seguiría luchando.

La Segunda Guerra Mundial estalló cuando, el 1ro. de septiembre de 1939, el nazi-fascismo invadió Polonia y cayó como un rayo sobre el pueblo heroico de la URSS, que aportó 27 millones de vidas para preservar a la humanidad de aquella brutal matanza que puso fin a la vida de más de 50 millones de personas.

La guerra es, por otro lado, la única actividad a lo largo de la historia que el género humano nunca ha sido capaz de evitar; lo que llevó a Einstein a responder que no sabía cómo sería la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta sería con palos y piedras.

Sumados los medios disponibles por las dos más poderosas potencias, Estados Unidos y Rusia, disponen de más de 20 000 —veinte mil— ojivas nucleares. La humanidad debiera conocer bien que, tres días después de la asunción de John F. Kennedy a la presidencia de su país, el 20 de enero de 1961, un bombardero B-52 de Estados Unidos, en vuelo de rutina, que transportaba dos bombas atómicas con una capacidad destructiva 260 veces superior a la utilizada en Hiroshima, sufrió un accidente que precipitó el aparato hacia tierra. En tales casos, equipos automáticos sofisticados aplican medidas que impiden el estallido de las bombas. La primera cayó a tierra sin riesgo alguno; la segunda, de los 4 mecanismos, tres fallaron, y el cuarto, en estado crítico, apenas funcionó; la bomba por puro azar no estalló.

Ningún acontecimiento presente o pasado que yo recuerde o haya oído mencionar, como la muerte de Mandela, impactó tanto a la opinión pública mundial; y no por sus riquezas, sino por la calidad humana y la nobleza de sus sentimientos e ideas.

A lo largo de la historia, hasta hace apenas un siglo y medio y antes de que las máquinas y robots, a un costo mínimo de energías, se ocuparan de nuestras modestas tareas, no existían ninguno de los fenómenos que hoy conmueven a la humanidad y rigen inexorablemente a cada una de las personas: hombres o mujeres, niños y ancianos, jóvenes y adultos, agricultores y obreros fabriles, manuales o intelectuales. La tendencia dominante es la de instalarse en las ciudades, donde la creación de empleos, transporte y condiciones elementales de vida, demandan enormes inversiones en detrimento de la producción alimentaria y otras formas de vida más razonables.

Tres potencias han hecho descender artefactos en la Luna de nuestro planeta. El mismo día en que Nelson Mandela, envuelto en la bandera de su patria, fue inhumado en el patio de la humilde casa donde nació hace 95 años, un módulo sofisticado de la República Popular China descendía en un espacio iluminado de nuestra Luna. La coincidencia de ambos hechos fue absolutamente casual.

Millones de científicos investigan materias y radiaciones en la Tierra y el espacio; por ellos se conoce que Titán, una de las lunas de Saturno, acumuló 40 —cuarenta— veces más petróleo que el existente en nuestro planeta cuando comenzó la explotación de este hace apenas 125 años, y al ritmo actual de consumo durará apenas un siglo más.

Los fraternales sentimientos de hermandad profunda entre el pueblo cubano y la patria de Nelson Mandela nacieron de un hecho que ni siquiera ha sido mencionado, y de lo cual no habíamos dicho una palabra a lo largo de muchos años; Mandela, porque era un apóstol de la paz y no deseaba lastimar a nadie. Cuba, porque jamás realizó acción alguna en busca de gloria o prestigio.

Cuando la Revolución triunfó en Cuba fuimos solidarios con las colonias portuguesas en África, desde los primeros años; los Movimientos de Liberación en ese continente ponían en jaque al colonialismo y el imperialismo, luego de la Segunda Guerra Mundial y la liberación de la República Popular China —el país más poblado del mundo—, tras el triunfo glorioso de la Revolución Socialista Rusa.

Las revoluciones sociales conmovían los cimientos del viejo orden. Los pobladores del planeta, en 1960, alcanzaban ya los 3 mil millones de habitantes. Parejamente creció el poder de las grandes empresas transnacionales, casi todas en manos de Estados Unidos, cuya moneda, apoyada en el monopolio del oro y la industria intacta por la lejanía de los frentes de batalla, se hizo dueña de la economía mundial. Richard Nixon derogó unilateralmente el respaldo de su moneda en oro, y las empresas de su país se apoderaron de los principales recursos y materias primas del planeta, que adquirieron con papeles.

Hasta aquí no hay nada que no se conozca.

Pero, ¿por qué se pretende ocultar que el régimen del Apartheid, que tanto hizo sufrir al África e indignó a la inmensa mayoría de las naciones del mundo, era fruto de la Europa colonial y fue convertido en potencia nuclear por Estados Unidos e Israel, lo cual Cuba, un país que apoyaba las colonias portuguesas en África que luchaban por su independencia, condenó abiertamente?

Nuestro pueblo, que había sido cedido por España a Estados Unidos tras la heroica lucha durante más de 30 años, nunca se resignó al régimen esclavista que le impusieron durante casi 500 años.

De Namibia, ocupada por Sudáfrica, partieron en 1975 las tropas racistas apoyadas por tanques ligeros con cañones de 90 milímetros que penetraron más de mil kilómetros hasta las proximidades de Luanda, donde un Batallón de Tropas Especiales cubanas —enviadas por aire— y varias tripulaciones también cubanas de tanques soviéticos que estaban allí sin personal, las pudo contener. Eso ocurrió en noviembre de 1975, 13 años antes de la Batalla de Cuito Cuanavale.

Ya dije que nada hacíamos en busca de prestigio o beneficio alguno. Pero constituye un hecho muy real que Mandela fue un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista, que con gran estoicismo soportó 27 años de encarcelamiento solitario. Yo no dejaba de admirar su honradez, su modestia y su enorme mérito.

Cuba cumplía sus deberes internacionalistas rigurosamente. Defendía puntos claves y entrenaba cada año a miles de combatientes angolanos en el manejo de las armas. La URSS suministraba el armamento. Sin embargo, en aquella época la idea del asesor principal por parte de los suministradores del equipo militar no la compartíamos. Miles de angolanos jóvenes y saludables ingresaban constantemente en las unidades de su incipiente ejército. El asesor principal no era, sin embargo, un Zhúkov, Rokossovski, Malinovsky u otros muchos que llenaron de gloria la estrategia militar soviética. Su idea obsesiva era enviar brigadas angolanas con las mejores armas al territorio donde supuestamente residía el gobierno tribal de Savimbi, un mercenario al servicio de Estados Unidos y Sudáfrica, que era como enviar las fuerzas que combatían en Stalingrado a la frontera de la España falangista que había enviado más de cien mil soldados a luchar contra la URSS. Ese año se estaba produciendo una operación de ese tipo.

El enemigo avanzaba tras las fuerzas de varias brigadas angolanas, golpeadas en las proximidades del objetivo adonde eran enviadas, a 1 500 kilómetros aproximadamente de Luanda. De allí venían perseguidas por las fuerzas sudafricanas en dirección a Cuito Cuanavale, antigua base militar de la OTAN, a unos 100 kilómetros de la primera Brigada de Tanques cubana.

En ese instante crítico el Presidente de Angola solicitó el apoyo de las tropas cubanas. El Jefe de nuestras fuerzas en el Sur, General Leopoldo Cintra Frías, nos comunicó la solicitud, algo que solía ser habitual. Nuestra respuesta firme fue que prestaríamos ese apoyo si todas las fuerzas y equipos angolanos de ese frente se subordinaban al mando cubano en el Sur de Angola. Todo el mundo comprendía que nuestra solicitud era un requisito para convertir la antigua base en el campo ideal para golpear a las fuerzas racistas de Sudáfrica.

En menos de 24 horas llegó de Angola la respuesta positiva.

Se decidió el envío inmediato de una Brigada de Tanques cubana hacia ese punto. Varias más estaban en la misma línea hacia el Oeste. El obstáculo principal era el fango y la humedad de la tierra en época de lluvia, que había que revisar metro a metro contra minas antipersonales. A Cuito, fue enviado igualmente el personal para operar los tanques sin tripulación y los cañones que carecían de ellas.

La base estaba separada del territorio que se ubica al Este por el caudaloso y rápido río Cuito, sobre el que se sostenía un sólido puente. El ejército racista lo atacaba desesperadamente; un avión teleguiado repleto de explosivos lograron impactarlo sobre el puente e inutilizarlo. A los tanques angolanos en retirada que podían moverse se les cruzó por un punto más al Norte. Los que no estaban en condiciones adecuadas fueron enterrados, con sus armas apuntando hacia el Este; una densa faja de minas antipersonales y antitanques convirtieron la línea en una mortal trampa al otro lado del río. Cuando las fuerzas racistas reiniciaron el avance y chocaron contra aquella muralla, todas las piezas de artillería y los tanques de las brigadas revolucionarias disparaban desde sus puntos de ubicación en la zona de Cuito.

Un papel especial se reservó para los cazas Mig-23 que, a velocidad cercana a mil kilómetros por hora y a 100 —cien— metros de altura, eran capaces de distinguir si el personal artillero era negro o blanco, y disparaban incesantemente contra ellos.

Cuando el enemigo desgastado e inmovilizado inició la retirada, las fuerzas revolucionarias se prepararon para los combates finales.

Numerosas brigadas angolanas y cubanas se movieron a ritmo rápido y a distancia adecuada hacia el Oeste, donde estaban las únicas vías amplias por donde siempre los sudafricanos iniciaban sus acciones contra Angola. El aeropuerto sin embargo estaba aproximadamente a 300 —trescientos— kilómetros de la frontera con Namibia, ocupada totalmente por el ejército del Apartheid.

Mientras las tropas se reorganizaban y reequipaban se decidió con toda urgencia construir una pista de aterrizaje para los Mig-23. Nuestros pilotos estaban utilizando los equipos aéreos entregados por la URSS a Angola, cuyos pilotos no habían dispuesto del tiempo necesario para su adecuada instrucción. Varios equipos aéreos estaban descontados por bajas que a veces eran ocasionadas por nuestros propios artilleros u operadores de medios antiaéreos. Los sudafricanos ocupaban todavía una parte de la carretera principal que conduce desde el borde de la meseta angolana a Namibia. En los puentes sobre el caudaloso río Cunene, entre el Sur de Angola y el Norte de Namibia, comenzaron en ese lapso con el jueguito de sus disparos con cañones de 140 milímetros que le daba a sus proyectiles un alcance cercano a los 40 kilómetros. El problema principal radicaba en el hecho de que los racistas sudafricanos poseían, según nuestros cálculos, entre 10 y 12 armas nucleares. Habían realizado pruebas incluso en los mares o en las áreas congeladas del Sur. El presidente Ronald Reagan lo había autorizado, y entre los equipos entregados por Israel estaba el dispositivo necesario para hacer estallar la carga nuclear. Nuestra respuesta fue organizar el personal en grupos de combate de no más de 1 000 —mil— hombres, que debían marchar de noche en una amplia extensión de terreno y dotados de carros de combate antiaéreos.

Las armas nucleares de Sudáfrica, según informes fidedignos, no podían ser cargadas por aviones Mirage, necesitaban bombarderos pesados tipo Canberra. Pero en cualquier caso la defensa antiaérea de nuestras fuerzas disponía de numerosos tipos de cohetes que podían golpear y destruir objetivos aéreos hasta decenas de kilómetros de nuestras tropas. Adicionalmente, una presa de 80 millones de metros cúbicos de agua situada en territorio angolano había sido ocupada y minada por combatientes cubanos y angolanos. El estallido de aquella presa hubiese sido equivalente a varias armas nucleares.

No obstante, una hidroeléctrica que usaba las fuertes corrientes del río Cunene, antes de llegar a la frontera con Namibia, estaba siendo utilizada por un destacamento del ejército sudafricano.

Cuando en el nuevo teatro de operaciones los racistas comenzaron a disparar los cañones de 140 milímetros, los Mig-23 golpearon fuertemente aquel destacamento de soldados blancos, y los sobrevivientes abandonaron el lugar dejando incluso algunos carteles críticos contra su propio mando. Tal era la situación cuando las fuerzas cubanas y angolanas avanzaban hacia las líneas enemigas.

Supe que Katiuska Blanco, autora de varios relatos históricos, junto a otros periodistas y reporteros gráficos, estaban allí. La situación era tensa pero nadie perdió la calma.

Fue entonces que llegaron noticias de que el enemigo estaba dispuesto a negociar. Se había logrado poner fin a la aventura imperialista y racista; en un continente que en 30 años tendrá una población superior a la de China e India juntas.

El papel de la delegación de Cuba, con motivo del fallecimiento de nuestro hermano y amigo Nelson Mandela, será inolvidable.

Felicito al compañero Raúl por su brillante desempeño y, en especial, por la firmeza y dignidad cuando con gesto amable pero firme saludó al jefe del gobierno de Estados Unidos y le dijo en inglés: “Señor presidente, yo soy Castro”.

Cuando mi propia salud puso límite a mi capacidad física, no vacilé un minuto en expresar mi criterio sobre quien a mi juicio podía asumir la responsabilidad. Una vida es un minuto en la historia de los pueblos, y pienso que quien asuma hoy tal responsabilidad requiere la experiencia y autoridad necesaria para optar ante un número creciente, casi infinito, de variantes.

El imperialismo siempre reservará varias cartas para doblegar a nuestra isla aunque tenga que despoblarla, privándola de hombres y mujeres jóvenes, ofreciéndole migajas de los bienes y recursos naturales que saquea al mundo.

Que hablen ahora los voceros del imperio sobre cómo y por qué surgió el Apartheid.

Fidel Castro Ruz

Diciembre 18 de 2013

8 y 35 p.m.

 

Comentarios

19.Dic.2013 01:57 pm
Raul Sobrino (El sofista) (Estados Unidos) dijo:

Cuando leo que las persona se refieren a unas fuerzas contrincantes como «las tropas fascistas» las «tropas hitlerianas» «las tropas racistas» etc., eso me hace pensar que se degrada demasiado con ello a los seres humanos. Si nosotros creemos tener la razón, entonces los que componen las fuerzas armadas que se nos enfrentan, no son más que manipulados ó personas forzadas a formar parte de esos ejercitos; ni siquiera son nuestros enemigos; son solo personas usadas para combatirnos. Ningún grupo humano sufrió tanto como sufrieron los soldados alemanes ó los japoneses durante la segunda guerra mundial; especialmente es triste recordar lo que los soldados alemanes tuvieron que vivir en el frente ruso, donde hasta muchos se congelaron mientras eran obligados a hacer guardia en la intemperie con temperaturas muy por debajo de congelación. O sea, que no solo hemos de recordar los sufrimientos de los miembros de las fuerzas que combatieron en el lado triunfador, sino que también deberíamos de recordar los sufrimientos de los miembros de las fuerzas perdedoras que fueron obligadas a irse a esas guerras, fueran soldados alemanes, fueran soldados blancos sudafricanos, fueran soldados de las fuerzas armadas durante el gobierno de Batista en Cuba, fueran los infelices tonton macoute del régimen duvalierista ó fueran los que fueran. ¿Por qué satanizar a los componentes de las fuerzas contrarias si ellos también son humanos y simplemente por necesidades, por forzamiento, ó por manipulación fueron hechos formar parte de un ejército? La verdad, este artículo no me convence. Creo que le falta más humanidad. Lo que Fidel pretende con este artículo es que se diga universalmente que gracias a la intervención armada del gobierno cubano en contra de las fuerzas sudafricanas, el gobierno que había en Sudáfrica durante el apartheid, se les acobardó a las fuerzas cubanas que lo combatían y gracias a ello se negoció el fin del gobierno blanco, con lo que se pretende unos honores y un reconocimiento internacional que descuenta la gran presión mundial mediante sanciones comerciales y financieras para que el gobierno sudafricano cediera ante las masiva rebelión que estaba en marcha en los barrios negros. De manera que el gobierno cubano quiere llevarse todas las “glorias” en unos sucesos en los que su participación fue solo parte de su enfrentamiento con el mundo occidental durante la llamada “guerra fría” lo que es una demanda muy egoísta que no puede ser aceptada.

20.Dic.2013 06:53 am
Vicente Costa (Aragua) dijo:

Caballero Raul Sobrino: Respeto tu opinión mas no la comparto. Los soldados Alemanes, en su gran mayoría marchaban al frente de guerra convencidos de su superioridad ante las demas tropas y su «derecho» de asesinarlas para imponer el nazismo en el mundo. Te recuerdo que la promesa de Hitler era hacer «al mas pobre de los arios, 10% mas rico que el resto de los europeos». Decir que el soldado Aleman que se congelaba sufria sin compartir la culpa del por qué estaba allí es falso! Es cono si dijeras que los soldados que gaseaban y mataban judíos en los campos de concentración eran inocentes o sufrian al hacerlo. De igual manera, cuando el regimen racista de entonces en Sudafrica mandaba a sus soldados ENTRENADOS bajo la premisa de su superioridad como «raza blanca» a matar «negros» (porque no los entrenaban para matar soldados enemigos, sino NEGROS) ellos iban convencidos de que hacian lo correcto.

20.Dic.2013 07:01 am
Vicente Costa (Aragua) dijo:

Por qué hago estas reflexiones? Porque es IMPOSIBLE mantener un esquema social cuando los miembros de este (llamese la población) esta en contra. O es a caso mentir cuando se indica que los ciudadanos Sudafricanos «blancos» del regimen del apartheid estaban convencidos de su legitimo derecho a dirigir el pais y vivir separados de «la clase negra inferior» a quienes en un golpe denigrante llegaron incluso a dejar sin nación? De la misma manera que el ciudadano NORTEAMERICANO blanco de los años 40 daba por sentado ser superior al ciudadano de color!. Luego, el articulo publicado por Fidel Castro, TAMPOCO tiene la intención de «resaltar la gloria cubana» por las acciones de aquellos dias, sino mas bien demostrar al mundo que FACILMENTE OLVIDA, como en aquellos tiempos de incertidumbre las potencias capitalistas apoyaban en silencio el apartheid.

20.Dic.2013 07:16 am
Vicente Costa (Aragua) dijo:

Valga destacar que en momentos recientes cuando Israel bombardeó a su propio pueblo en rebelión con armas químicas, el pronunciamiento norteamericano de «indignación» es equivalente a su posicion en la epoca del apartheid: una pantalla de legalidad que cubre sus verdaderos intereses dominadores. Sin embargo los mismos estadounidenses han destruido recientemente dos naciones enteras en busca de «armas de destrucción masiva» que resultaron ser fusiles AK-47, que si aun disparan es por la genial construcción de dicha arma. Es valioso que Fidel recalque en una hora donde todos los líderes del planeta se acercan al sepelio de Mandela (muchos de ellos a cerciorarse de que este bien muerto) QUIENES en verdad lucharon contra el flagelo colonialista-racista que mancillaba al Africa en ese entonces y quienes lo «condenaban» pero apoyaban por intereses personales.

20.Dic.2013 07:19 am
Vicente Costa (Aragua) dijo:

A manera de conclusión: Las «presiones economicas» son usadas cuando los poderes capitales discrepan de la opinión de los pequeños, mas NO son mas que basura politica cuando existen condiciones que vulneran los rerechos humanos (de no ser asi a Hitler no se le hubiese combatido con armas sino con embargos y discursos). Es necesario leer bien el documento de Fidel, acá presente, para comprender el valor de su lucha como nación contra un flagelo que amenazaba al mundo.

20.Dic.2013 08:32 am
Omar E. Pérez (Falcón) dijo:

Qué más «Humanidad», que luchar por liberar al oprimido de factores fácticos, similares en su práctica homicida a quienes iniciaron la “2da. Guerra Mundial. El Ejemplo de Solidaridad Cubana, con otros Pueblos del Mundo, se asemeja a la solidaridad y Humanidad llevada a cabo por Simón Bolívar; que luego de Libertar a Colombia y Venezuela, extremó esfuerzos, por libertar otros Pueblos Hermanos.

21.Dic.2013 06:13 pm
Raul Sobrino (El sofista) (Estados Unidos) dijo:

Vicente
A mi no me parece de muy revolucionario llamar obstinadamente a las antiguas tropas sudafricanas de “racistas”, satanizándolas a ellas y a sus miembros (mucha de esa misma tropa siguió formando parte del ejercito sudafricano durante y después de Mandela) como si no hubieran estado compuestas de seres humanos sino que de cerdos como se les ha llamado a los que recientemente fusilaron en Corea del Norte, lo que no nos hace difícil imaginar que si las llamadas tropas cubanas hubieran llegado a tomar al único país desarrollado que había en toda África, pues al seguro que hubieran fusilados a todos los oficiales y suboficiales de ese ejercito blanco, mientras que al resto lo hubieran mandado para varios campos de trabajo forzado.
Lo que yo sí se es que en Venezuela el gobierno de Hugo Chávez –y gracias a que él fue un militar- se ganó la confianza de esos mismos militares que en una situación diferentes serian llamados de trujillista, de esbirros, de batistianos, de racista, de hitlerianos, de duvalieristas, y de todo lo que pueda denigrarlos. Sin embargo nuestro líder Hugo Chávez si supo ganárselos y dignificarlos, en vez de degradarles su condición humana, pues el fue uno de ellos y sabia que eran tan humanos como todos. La suerte que tuvieron es que Chávez fue quien llegó al poder y no que un dictador que los hubiera usado para perseguir a revolucionarios, así como se utilizó a los soldaditos de las fuerzas armadas bolivianas para perseguir al Che y a su guerrilla, la mayoría de los cuales eran de origen campesino y muy pobres. De manera que cuando el chavismo tomó el poder en Venezuela, los que componían las fuerzas armadas de ese país no eran posiblemente muy diferentes que los que componían las llamadas fuerzas armadas batistianas que hubieron en Cuba, o las fuerzas armadas que derrocaron a Allende en Chile, ó las fuerzas armadas de Colombia –de las que se han denunciado decenas de masacres reales cometidas por ellos en contra de los campesinos (y no de falsas masacres como la inventada por Fidel cuando afirmó que los esbirros de batista tan solo en Minas del Bueycito habían asesinado a más de 450 infelices campesinos, supuesto hecho del que más nunca volvió a hablar), y si en vez de esas fuerzas ser comandadas por el gran líder Chávez, hubieran sido comandadas por algún enemigo de las revoluciones, pues lo más probable es que hubieran tenido que cumplir ordenes macabras aun en contra de sus propios voluntades. Por lo tanto, es muy inhumano y de poco revolucionario satanizar a las fuerzas armadas contrincantes, por cuanto ellos pueden también puede ser nuestros aliados si los dirigimos por buenas causas.
Por otra parte, Fidel Castro cree en las glorias militares, en la marchas militares a paso de ganso (Corea del norte también cree en lo mismo), en la aniquilación de millones de seres humanos a tiro de cañón y de bombas, en ganar batallas a como sea, incluso abriendo esclusas para inundar subterráneos ó rompiendo diques como lo hicieron los nazis en sus últimos días en la segunda guerra mundial, hechos que causaron el ahogamiento de miles de personas. El mismo Castro dice aquí que tenían dinamitada una represa lista para volarla si fuera necesario para ganar la guerra, lo que hubiera equivalido a la explosión de varias bombas atómicas, según explicó él. Él mismo afirmó en muchas ocasiones de que si Cuba era invadida, lo único que recogerían en ella sería cenizas y escombros; al menos eso es lo que desearía que sucediera.
En cuanto a los infelices jóvenes alemanes que fueron manipulados por Hitler y sometidos a una férrea disciplina militar que abusaba de sus humanidades, pues repito lo mismo: ellos solo fueron victimas de un poder como lo fueron las llamadas gloriosas tropas del Khmer Rouge que derrocaron al gobierno títere de Cambodía en 1974, hasta que el ejercito vietnamita las tuvo que remover del poder debido a los barbarismos a que las obligaban sus jefes.

 

Hacer un comentario.




Los comentarios expresados en esta página sólo representan la opinión de las personas que los emiten. Este sitio no se hace responsable por los mismos y se reserva el derecho de publicación. Aquellos comentarios que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto y/o que atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, este sitio se reservará el derecho de su publicación. Recuerde ser breve y conciso en sus planteamientos. Si quiere expresar alguna queja, denuncia, solicitud de ayuda u otro tema de índole general por favor envíe un correo a contacto@psuv.org.ve