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29.Oct.2015 / 11:13 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

La Real Academia define al terrorismo como la sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror; la dominación por el terror, por lo que en ese contexto la lucha antiterrorista consiste en el rechazo hacia esas prácticas, un combate que debe, sin fisura, encaminarse hacia el establecimiento de la paz y, al mismo tiempo, garantizado esa paz.

Sin embargo, los gobiernos de Estados Unidos históricamente se han excusado en «la lucha contra el terrorismo» y «la defensa de los derechos humanos», para la ejecución de acciones atroces e invasiones, que a su paso han arrasado con vidas inocentes, entre ellos niños. Extrañamente, muchos han sido ciudadanos de países ricos en recursos energético. Situación que se evidencia lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Irak, Libia y Afganistán, en el Medio Oriente.

La Casa Blanca se ha atribuido el poder de calificar quién es terrorista y quién no, para poner en marcha su supuesta «lucha contra el terrorismo».

En Afganistán, con el pretexto de esa supuesta «lucha», EEUU comenzó, en 2001, una operación paradójicamente terrorista, cuyas primeras víctimas fueron los niños afganos, en la denominada «guerra contra el terrorismo», con la que continúa implementando invasiones y bombardeos.

Todo inició tras los atentados de septiembre de 2001 que significaron la muerte de 3.000 personas y la destrucción del entorno del World Trade Center en Nueva York, reprochable hecho atribuido a la red Al Qaeda.

El 29 de octubre de 2001, el comandante de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, en cadena nacional de radio y televisión, repudió enérgicamente este hecho. «No se puede responder al terror con más terror», exclamó con contundencia al tiempo que mostraba fotos de niños afganos muertos luego de ataques de fuerzas estadounidenses con la excusa de ser «antiterroristas».

Chávez alertaba así al mundo sobre el espíritu guerrerista del para entonces gobierno del país del norte. «Nosotros apoyamos la lucha contra el terrorismo, pero no se entienda esto como una carta blanca para que se haga cualquier cosa. Nosotros seguimos pidiendo hoy todavía, Dios mío, por la paz; que se busquen soluciones al problema del terrorismo sí, que se busque a los terroristas, pero así no, así no. Miren estos niños, estos niños estaban vivos ayer, estos niños estaban comiendo con su padre y les cayó una bomba, una bomba de las que están lanzando sobre Afganistán, esto no puede ser, no puede ser», expresó.

En febrero pasado, a 14 años, de haberse iniciado esa «guerra contra el terrorismo», la ONG Médicos por la Responsabilidad Social, con sede en Washington, publicó un estudio que demuestra que el balance sobre las pérdidas de vidas humanas en Afganistán se eleva, como mínimo, a 1,3 millones de personas. La guerra aún está vigente, una violación flagrante del derecho internacional y los principios morales fundamentales.

«Esto no puede ser. No se puede decir que fue un error. ¿Van a seguir cometiendo errores?. Pedimos que se piense y que se rectifique a tiempo, clamamos por eso. No se puede responder al terror con más terror», exclamó Chávez, ese octubre de 2001.

AVN

 

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