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A pesar de los constantes ataques de los medios privados y de la derecha brasilera, el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff se mantiene firme y trabajando por el pueblo, así lo señaló este domingo el analista internacional Beto Almeida.
Aseguró que el proceso democrático y de cambios sociales siguen en el Gobierno de Rousseff, el cual tiene legitimidad por el voto popular.
Almeida reiteró que las marchas opositoras buscan debilitar un mandato constitucional, para detener el periodo de la mandataria brasilera por ser una gestión de izquierda que choca con los intereses de las grandes élites.
“Hay una clara intensión de Estados Unidos y sus agentes de interrumpir la línea política en que Brasil está recuperando la soberanía sobre el petróleo. Las transnacionales quieren presionar a Dilma para que permita la privatización”, dijo el periodista.
Destacó que el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma están renacionalizando gradualmente el petróleo y otras riquezas con la nueva explotación petrolífera, con el fin de promover el apoyo de las políticas sociales, educativas, ciencia y tecnológicas. “Con la renta petrolera será más útil para el proceso de industrialización de Brasil”.
Este domingo las calles de Río de Janeiro y Sao Paulo fueron tomadas por sectores de la derecha brasileña, con la intención de desestabilizar el Gobierno de Rousseff, quien se ha convertido en otra víctima de Golpe Blando, como los desarrollados en otras naciones latinoamericanas.
En Brasil la derecha ha pretendido poner punto final al segundo mandato constitucional de la dignataria, a quien han querido vincular con el escándalo de corrupción en la estatal petrolera Petrobras.
Militantes de partidos políticos, grupos sociales, gremios y pastores han rechazado las repetidas tentativas de la oposición y de medios de comunicación de buscar, a través de maniobras ilegales, poner fin a la democracia en Brasil.
La Radio del Sur