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18.Mar.2017 / 02:09 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

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Estudiantes de la Misión Robinson del estado Aragua hacen frente a la especulación con la producción y distribución de rubros alimenticios desde la unidad productiva «Abriendo Horizontes», ubicada en Palo Negro, municipio Libertador.

La iniciativa, que ya tiene un año, es promovida por diez alumnos. Uno de ellos cedió las tierras donde hoy se cosechan rubros como cebollín, pimentón, tomate, cambur, yuca, lechosa, ají, entre otros rubros.

Doris Peñaloza, facilitadora de la misión en el municipio y encargada de esta unidad, explicó que esta producción es distribuida a precios justos a las comunidades aledañas y a los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), desde el productor al consumidor.

«Lo que sembramos en un desarrollo endógeno, nosotros lo distribuimos en las comunidades más necesitadas y aledañas, queremos evitar la especulación que hay dentro de los mercados», dijo.

Doris relató que laboran en hectárea y media de tierras muy fértiles, cercanas al lago Los Tacarigua. Esto les han permitido sumarse al nuevo modelo de agricultura urbana. En este espacio cuentan con una capacidad productiva de cosechar 40 kilos de diferentes rubros en ciclos cortos cada 45 días.

También se han dedicado a la elaboración de otros productos procesados como: vinagretas de pepino y calabacín, dulces de cambur verde y piña y salsas para pastas y carnes.

Estos emprendedores además proyectan aumentar la producción, con el tratamiento de sus propias semillas, y multiplicar esta experiencia a otros municipios del estado Aragua.

Ventana de oportunidades

La Misión Robinson ha brindado la oportunidad a personas que no sabían leer ni escribir, de prepararse y aprender un oficio que les permita obtener sus propios ingresos.

«Personas iletradas de mi comunidad no tenían un conocimiento de estudios, me dirigí a ellos y pude rescatar sus grandes valores y potenciales», y un ejemplo de ellos son quienes laboran en la unidad, que «deben tener vocación, amor por estudios y amor por la tierra», expresó.

Peñaloza relató que la mayor satisfacción como docente es ver que sus estudiantes logran sus metas y alcanzan también la satisfacción de dedicarse a un oficio productivo que aporta al desarrollo del país.

«En otra época fuimos rechazamos en una universidad, por no tener dinero para pagar una carrera. Estas misiones nos abren un abanico de posibilidades y es gratificante ver esa sonrisa en nuestros estudiantes», manifestó.

Desde su creación, el 1 de julio de 2003, la Misión Robinson ha cobrado un gran significado por lograr la inclusión y formación de aquellas personas que no sabían leer ni escribir; hoy, además, estas personas aprenden un oficio que les garantiza un sustento familiar e impulsar diferentes proyectos productivos, a través del financiamiento del Estado.

 

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