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El comandante Camilo Cienfuegos dedicó su breve, pero fecunda vida, a la lucha por la liberación de Cuba, desde la participación en demostraciones callejeras contra la dictadura de Fulgencio Batista hasta su incorporación a la expedición del yate Granma dirigida por Fidel Castro, de la que fue uno de los sobrevivientes.
En la lucha armada contra la dictadura batistiana se destacó por su valor y arrojo que lo llevaron, junto al comandante Ernesto Che Guevara, a encabezar la invasión de oriente hasta occidente del Ejército Rebelde.
Camilo Cienfuegos desaparece el 28 de octubre de 1959, junto a su escolta y a un piloto, cuando regresaba a La Habana en una avioneta procedente de la oriental provincia de Camagüey, luego de conjurar, por orden del comandante en jefe Fidel Castro, una traicionera sedición por parte del ex-comandante Hubert Matos, quien fuera jefe militar de esa provincia.
Camilo fue poseedor de una hermosa y rica leyenda, que había sabido ganarse la admiración y el cariño de su pueblo, por sus hazañas y modestia; puso en tensión no solo las fuerzas oficiales, sino que toda la nación se dedicó a su búsqueda, convencida de haber perdido algo que le pertenece.
Fueron 11 días de ininterrumpido trabajo, dirigido personalmente por Fidel. Jornadas en las que todo el pueblo sufrió, al hacerse evidente, con el de cursar de cada día, la dolorosa certidumbre de una desaparición definitiva.
La intensa vida revolucionaria de Camilo Cienfuegos experimentaba un acelerado proceso de maduración, cuando la muerte súbita la tronchó prematuramente a los 27 años de edad, en el mismo momento en que la Revolución Cubana comenzaba la dura y decisiva etapa de su batalla frontal contra el imperialismo yanki y la contrarrevolución interna.
Se formó política e ideológicamente a través de su vida de obrero explotado en Cuba y en Estados Unidos, así como en los campos de batallas Ejército Rebelde. A su lado, creciendo junto a él, estuvo de manera excepcional el magisterio exigente y profundo de Fidel y del Che.
A 53 Años de su desaparición física, los latinoamericanos recordamos a este revolucionario de cuerpo entero, modelo insuperable de combatiente y de vanguardia; hombre de pensamiento radical y antiimperialista; revolucionario surgido del pueblo en el que latía y se desarrollaba aceleradamente las ansias de una mundo mejor. Recordamos a este revolucionario cabal, de una integridad moral que rozaba el pecho invisible del cielo.
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Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos, hasta siempre Camilo Cienfuegos