Opinión

30.Ene.2018 / 09:43 am / Haga un comentario

Alguna vez, sobre este mismo espacio (no recuerdo por qué), compartí que estoy libre de ser afectado por un término que le vuela los pelos a mucha gente. La palabra “maldito”, o su madre “maldición”, no alteran mis poros ni excitan mis nervios independientemente de la causa que las genere.

Lo siento por quienes en algún momento hayan querido afectarme (si es que los ha habido), etiquetándome alguno de los dos adjetivos. O ambos, incluso. Los autorizo a que prosigan pasando el rato. Repito, si es que los hay.

De no estar inoculado contra semejante inocentada mal intencionada, elsábado hubiese sido aplastado por la melancolía vacía y caprichosa de una dama que lamentaba no haber visto más en el mercado una chuchería con forma de palitos (creo que así dijo), que en algún instante sació sus momentos de antojo. En un arrebato de chiste, ante quien la atendía y delante de quienes como ella también éramos clientes (mi camisa tenía detalles rojos), dijo con repelente voz chillona: “Ay, estos palitos no salieron más desde que llegó la maldición”, para inmediatamente “corregir” en medio de una estúpida sonrisa con un: “Ah, la Revolución”.

Aquel maldito chiste, me produjo lástima en aquella ciudadana. Es una verdadera maldición, que sus “palitos” tengan prioridad sobre las dos millones de familia que ahora tienen casa propia y de la que carecían cuando sus “palitos” la jartaban a media tarde; es una grosera maldición que los famosos “palitos” le impidan ver que más de tres millones de abuelos y abuelas tienen una pensión digna, y que el resto de los derechos humanos hayan dejado de ser letra muerta  como lo fueron durante -esa sí, maldita – Cuarta República.

Pagué y me fui con una gran compasión, por aquella bendita compatriota. ¡Qué maldita pena que no tenga la capacidad suficiente para entender que sus añorados “palitos”, fueron esfumados por la guerra económica que el maldito imperio -que tal vez ella aplaude sin tener la culpa-, no tiene montada para torcernos el brazo.

Si yo rezara, créanme, lo haría por ella de ahora en adelante. Sería una bendición que algún día entendiera el origen de cuanto estamos atravesando. Origen muy maldito, por cierto.

¡Chávez vive…la lucha sigue!

Ildegar Gil

ildegargil@gmail.com

@ildegargil

 

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