Opinión

12.Feb.2018 / 02:10 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Por: Julio Escalona 

La nación venezolana está en guerra. Por ahora, una guerra no convencional o de baja intensidad, que se caracteriza, entre otros factores, por un uso limitando de la violencia militar y de las armas de guerra. Un predominio, por ahora, de la guerra económica, la guerra mediática, las operaciones de guerra psicológica y muy particularmente de las iniciativas políticas y diplomáticas. Según la evolución de la guerra, la dirección imperial puede modificar la relación entre las formas de lucha y la guerra puede pasar al uso de las formas predominantemente militares. Pero nunca la guerra económica, la guerra mediática y las operaciones de guerra psicológica van a desaparecer.

Primera parte

Geopolítica del caos y la destrucción de los Estados soberanos Esta es una geopolítica que no sólo se propone reconfigurar y recolonizar el mundo derrocando gobiernos, asesinando líderes sociales y políticos como se hizo en el pasado. El gobierno de un Estado soberano, no sólo puede ser derrocado y su presidente asesinado. Eso no es suficiente. En tiempos de la globalización neoliberal y hegemonía del capital financiero, es necesario que el mundo se reorganice en correspondencia con las necesidades del capital transnacional. Este capital tiene el poder y el derecho de dibujar las fronteras que convengan al proceso de acumulación de capital. Por tanto, se va haciendo enemigo de los estados soberanos, que han establecido fronteras propias y han creado una sólida cultura nacional vinculada a la existencia de fronteras identitarias de carácter histórico.

Más serio es el caso de aquellos países cuyo liderazgo influya decisivamente en procesos de integración regional de países soberanos, lo cual obstaculiza aún más la necesidad del capital transnacional en fijar sus propias fronteras en correspondencia con las exigencias de conformar territorios que no estén determinados por fronteras diferentes a las demandas de un mercado mundial que se va expandiendo estableciendo sus propios límites y requiere derrumbar cualquier limitación establecida por motivos diferentes a las del propio proceso de acumulación de capital.

Por esta razón en otros trabajos he dicho que el obstáculo para la profundización de la transnacionalización del capital son los Estados soberanos, que no están dispuestos a modificar sus fronteras por intereses diferentes a los de la propia soberanía. Concepto de soberanía que, según mi visión, el Presidente Chávez desarrolló como soberanía solidaria e interdependiente. Es decir, yo soy un Estado soberano porque tú lo eres y nos integramos sobre la base de que ambos reconocemos la soberanía de cada quien, que conduce a reconocer los intereses comunes y a respetar las diferencias. Así surgió el Alba, la Unasur, la Celac, el Asa (América del Sur-África), la Aspa (América del Sur-Países árabes), Petrocaribe, etc.

El poder mundial necesita destruir estas asociaciones y particularmente a los países que han funcionado como promotores y organizadores de esos procesos de integración. Ese es el caso de Venezuela y la radicalización de la amenaza que en nombre del poder mundial, EEUU impulsa contra nuestra patria. En ese proceso estamos y EEUU no va a desistir de la batalla. No habrá tregua.

Un proceso de destrucción cultural

La necesidad de reconfigurar las fronteras establecidas a través de la historia y la conformación de los pueblos y los diversos procesos identitarios vividos, en función del desarrollo de acumulación de capital a escala mundial, ha planteado un proceso de destrucción cultural del que los medios de información privados, no solo no dan la debida difusión, sino que son una parte activa de dicho método de destrucción cultural.

¿Cuánto ha perdido la humanidad en los bombardeos en la antigua Mesopotamia durante la guerra de Irak, en Siria y todo el medio oriente, África… Ya vivimos el incendio de la biblioteca de Alejandría, pero más recientemente, en 2003, el incendio de la biblioteca de Bagdad, ante la mirada impasible de las tropas estadounidenses. Pero ya habíamos conocido en 1933 la quema de libros, organizada por Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, en la Bebelplatz de Berlín. Se hizo famosa la frase, que se le atribuye a Goering, otro líder nazi: «cuando escucho la palabra cultura, saco mi pistola». Lo que viviríamos en la República Bolivariana de Venezuela, ante una intervención imperial, sería, entre otros crímenes, una ilimitada destrucción cultural, para que las generaciones futuras, no tengan como recordar y como reconocerse, a través de nuestra rica, variada y múltiple creación cultural.

La geopolítica del caos global, planetario: una opción ante la guerra nuclear

EEUU, en nombre del poder mundial, tiene décadas sometiendo a la humanidad al chantaje nuclear. Sin embargo, cada vez más el equilibrio nuclear entre las distintas potencias mundiales, obliga a poner sobre el tapete el tema de la destrucción mutua asegurada, que ellos llegaron a pensar que podrían saltarse a través de una guerra nuclear, que, según un alto vocero del pentágono, duraría minutos. Aun cuando la vesania criminal sigue siendo la misma, la relación de fuerzas que se viene desarrollando en el mundo los ha llevado a replantearse el camino de profundizar el caos global, el caos planetario, que no es una opción nueva, pero que ha venido siendo cada vez más sofisticada, violenta y criminal se generalizaría como una manera de enfrentar a los países y asociaciones de naciones soberanas enemigas de la expansión imperial. Es lo que estamos viviendo.

En otros ensayos (Estrategia Imperial de Guerra Permanente, publicado en mi libro Geopolítica de la Liberación), he dicho que la cúpula militar-financiera que gobierna el mundo, ha llegado a plantearse que si logra una superioridad notable en materia de ciencia y tecnología o cree que la está logrando, podía lanzarse en la aventura de una guerra nuclear y, según ellos, ganarla.

Creo que, sin abandonar esa creencia, vienen moviéndose en otra idea estratégica como la creación de un caos global, planetario, que podría ser llevado, incluso, hacia Rusia y China a través, entre otros medios, del fundamentalismo islámico, que puede ser estimulado en las regiones de cultura islámica que existen en esos dos países.

Su acción está siendo pensada y puesta en práctica en regiones de Asia, África y en la zona latinocaribeña. La idea es destruir y caotizar los estados soberanos convirtiéndolos en estados fallidos, incapaces de llevar una existencia libre de violencia, hambre, desorden, con servicios públicos que sólo funcionarían para las élites sociales que puedan pagar servicios privados, convertidos en otra fuente de acumulación de capital.

La guerra, como expresión planetaria, se viene imponiendo a través de la cultura de la muerte, como «hombres» que son lobos del «hombre».

Están tratando de crear una situación de sálvese quien pueda, desatando todos los demonios del individualismo extremo, combustible esencial del fascismo, tratando de ponernos a pelear por un vaso de agua, un plato de lentejas (como se dice en el testimonio bíblico), tratando de desterrar todo vínculo solidario y de cooperación, no sólo entre las personas, sino también entre las naciones. En las naciones, impulsando el nacionalismo extremo, que rompa con la visión de la soberanía solidaria (base de la integración regional que impulsó el Presidente Chávez, fundada en el reconocimiento del otro, el respeto a las especificidades regionales, a la diversidad y través de ellas reivindicando lo común), y poniendo en el primer plano las disputas territoriales que conducen a conflictos fronterizos, a las peleas por un pedazo de tierra, que se va convirtiendo en tumba de jóvenes, niños, adultos y viejos.

En el culto a los crímenes horrendos, a las muertes por descuartizamiento y a la mezcla de restos humanos de diversas personas, que, colocados en bolsas, es lo que se les devuelve a los familiares. Al uso de la sierra eléctrica para mutilar a las personas sembrando miedo y terror. Es decir, el destierro del amor altruista, la siembra del odio y el rechazo a la convivencia humana convirtiéndonos en fieras desbocadas entregadas al asesinato, al engaño, a la traición, a cualquier forma de violación, incluida, quizás la más abyecta, la violación sexual, en fin, a la condena de la solidaridad, de la cooperación, de la vida compartida con amor y sentimientos nobles. Este es el conjunto de valores que se va difundiendo e imponiendo. El comportamiento de cada persona, de cada grupo social, ante esta forma de violencia, seguramente no será el mismo. El punto es que se vaya tolerando, se vaya aceptando, es decir, aun cuando no se esté plenamente de acuerdo, se soporte, se justifique…

La clave es generar la aceptación a través del miedo, el terror, la indiferencia. O un cierto anhelo de clase media y clase alta, que a través de operaciones mediáticas y de guerra psicológica se trata de extender hacia toda la sociedad, es decir, un imposible anhelo hacia una rutina de paz y «tranquilidad», cuando vivimos una guerra no convencional, cuando la sociedad está sometida a las amenazas mas serias de guerra y salvajismo. Una especie de «aminoísmo», cobertura del egoísmo y la indiferencia, que lleva a la defensa de una paz individual egocéntrica, imposible de sostener en un país amenazado y acosado por las fuerzas imperiales. Algunos sectores pueden preferir congraciarse con el agresor y tratar de ganar una indulgencia muy difícil de sostener en las condiciones de guerra que vivimos.

Ese es el futuro que el poder mundial viene diseñando para Venezuela y es lo que viene poniendo en práctica sobre todo a raíz de la muerte del Presidente Chávez. Estos son los antivalores que se difunden a través del cine, las redes digitales (que es como yo nombro a las llamadas redes sociales, que suelen ser antisociales), la TV, las telenovelas y radionovelas, en las universidades y en general, a través de la educación, de la cultura. Una cultura de la muerte contra la cultura de la vida.

Lo que se viene tratando de crear es el sentimiento de que es preferible matar a otro, robarlo, traicionarlo, vejarlo, torturarlo, echarlo a la calle antes de que él o ellos, lo hagan con nosotros ¿No es esto lo que viene brotando impulsado por la derecha extrema, en ciertos sectores de la sociedad, los que se atrevieron a quemar personas, a propinar palizas…? ¿No es esto la instauración del fascismo? Estamos a tiempo de impedir que esto se vaya generalizando.

Caracterizar la intervención

Sobre esto he insistido en otros artículos. Es necesario tener presente que esta es una operación planeada políticamente en todos sus detalles. Incluso, la intervención armada se dará en función de un planeamiento político detallado y con un encubrimiento mediático permanente. La verdad aparecerá disimulada utilizando la guerra mediática y operaciones de guerra psicológica. No vamos a ver «marines» desembarcando y atravesando las costas de nuestra patria o nuestras fronteras terrestres, a menos que sea extremadamente necesario. La intervención va a ser lo más encubierta posible. Usando mercenarios como en Siria y otros lugares, fuerzas de otros países (de Colombia, por ejemplo). Esas fuerzas portarán su uniforme o entrarán como paramilitares o utilizando configuraciones mixtas. En fin, llegado el caso, todo ocurrirá según las necesidades políticas y militares.

Se va a agudizar la escasez y el desabastecimiento, el sabotaje a los servicios públicos (transporte, agua, salud, educación, seguridad, etc.), la propaganda de guerra y las operaciones de guerra psicológica.

La crisis humanitaria está siendo provocada para utilizarla como excusa para profundizar la intervención

A través de los últimos años se viene creando en Venezuela una grave crisis social, que ha sido difícil de enfrentar. Mientras avanza la crisis social generada por la escasez inducida, la especulación con los precios y diversas maniobras empresariales, se agudiza una campaña para estimular los comportamientos individualistas y egoístas. Es decir, las salidas que desestiman las soluciones colectivas, para todos.

Precisamente, como la cobertura principal de la intervención es la de una crisis humanitaria, se van a instalar campamentos «humanitarios» en la frontera con Colombia como una operación típicamente militar encubierta: en la frontera y en toda Venezuela se van a agudizar todas las carencias (reales o imaginarias) de comida, de agua, de medicinas, etc. para estimular emigraciones masivas hacia el otro lado de la frontera donde se tendría organizada toda clase de asistencia, lo que aparte de ser una poderosa arma de propaganda política y mediática, rebajaría la capacidad de resistencia por parte de la población, llevando a que por lo menos algunos sectores celebren la intervención como la salvación con respecto a la dictadura chavista-madurista y lejos de oponer resistencia, huyan hacia el otro lada de la frontera celebrando y blasfemando al gobierno y en particular al presidente Maduro y convirtiéndose en base de apoyo para los enemigos de la patria.

Los secuestros, los atracos, el microtráfico de drogas, los microcréditos para «auxiliar» a sectores de la población, que de esa manera quedarían atados mediante la deuda a los agentes de la intervención. Simultáneamente, se incendiarían depósitos de comida, de medicinas, se sabotearía la trasmisión de energía eléctrica, de agua, el metro y otros medios de transporte. En fin, una estrategia de caos, miedo, terror… No sería extraño que proliferen los crímenes horrendos, con descuartizamientos, violaciones y hechos similares incluidos para deteriorar más la moral y el espíritu de resistencia. Eso ya está ocurriendo.

Ese plan puede tener un punto culminante hacia el mes de abril, en torno al 22 de ese mes, cuando se llevarían a cabo las elecciones para presidente de la república.

Segunda parte

El desplazamiento de EEUU como potencia hegemónica

La tendencia mundial marca el desplazamiento de EEUU como potencia hegemónica y la consolidación de un mundo pluripolar y multicéntrico. Se prefiguraría un sistema financiero que no dependa del FMI y sus condicionalidades injerencistas en función de destruir los Estados soberanos. Un sistema monetario sustentado por el patrón oro, que se va apartando del dólar y en el que las criptomonedas tendrán un importante papel. La seguridad se independiza de la OTAN, el mundo no girará en torno a los pactos y alianzas militares y seguramente la ONU se irá revitalizando e independizando de la hegemonía de EEUU en la medida que se debilita el poder de las grandes familias que dominan al mundo, los Rockefeller y los Rothschild. Las relaciones económicas estarán más mediadas por la Organización de Cooperación de Shanghái y vínculos entre naciones soberanas. Los procesos de internacionalización del capital podrían enfrentarse a naciones soberanas, que reivindiquen especificidades culturales y regionales y menos por un proceso de uniformización fundado en los valores individualistas que el mercado capitalista representa y promueve. Se irá dando una reacción contra el materialismo extremo y una recuperación de visiones espirituales. Es decir, puede ir surgiendo otra cultura distinta a la que viene dominando hoy al planeta: la cultura fascista abiertamente maltusiana, que persigue el objetivo de destruir física y espiritualmente a los pobres de la tierra. Tal como lo promovió Malthus, mediante las guerras, los desastres naturales, las epidemias…

El curso de los acontecimientos vinculados al fortalecimiento de la soberanía y la cultura de la paz, será posible si las amenazas de guerra, incluso de una guerra nuclear, son derrotadas y en el mundo se va imponiendo la paz. Ello requerirá la conformación de un gran frente mundial por la paz. Que la política de la no violencia, se imponga sobre las aventuras guerreristas. Yo trabajo cotidianamente por eso. La lucha por la paz debe convertirse en la gran tarea de la humanidad. Ello definirá el futuro. Si la humanidad sobrevive y vive o si retrocedemos hacia la muerte y la destrucción.

Tercera parte

El cambio climático y el futuro de la humanidad

El retiro de Trump del acuerdo sobre cambio climático y los peligros que este implica, plantean una revalorización de las fuentes de energía y del petróleo y la ecología. No es cierto que el petróleo sea la fuente de energía más eficiente y más barata y Venezuela y en particular el Plan de la Patria, deben tomar en cuenta este proceso que va naciendo desde las entrañas de la humanidad y de la tierra y que apunta hacia una nueva civilización, una civilización espiritualista que va superando las relaciones de producción capitalistas.

Petróleo y porvenir

Que la energía petrolera es la más eficiente y más barata, es sólo verdad si se externalizan los costos ambientales y culturales (consumo ilimitado y derroche de fuerzas productivas), que la producción y la cultura petroleras generan. Desde el punto de vista ecológico las energías fósiles son extremadamente costosas. Cuando el precio del petróleo ha sobrepasado los $ 100 y se ha considerado un precio muy alto, de hecho, desde el punto de vista ambiental, ha estado muy barato, ha estado subsidiado por la naturaleza y la humanidad.

Esto no significa que Venezuela deba abandonar la producción petrolera, sino que debe dar una batalla para que, en el seno de la OPEP y otros organismos multilaterales, se vaya creando otra cultura sobre las fuentes de energía, en un proceso para que el Producto Interno Bruto (PIB), no sea el criterio para medir el crecimiento de la economía y el desarrollo de los pueblos y el mismo desarrollo deje de ser lo que establezca las diferencias entre los pueblos, entre desarrollo y subdesarrollo.

Habría que dar un salto entre el PIB y algo que podríamos ir llamando por ahora, Producto Interno Bruto Ecológicamente Sustentable (PIBES). Esta es una reflexión que irá tomando fuerza y tiene que ver con que haya o no, un futuro para la humanidad. En las Naciones Unidas Evo Morales dijo: La naturaleza puede vivir sin los seres humanos. El ser humano no puede vivir sin la naturaleza.

Plan de la Patria, fascismo, caos y defensa de todas las formas de vida

Lo dicho tiene consecuencias sobre el Plan de la Patria. Entre otras, que dicho plan debe darle al objetivo histórico No. 5, carácter transversal y dejar claro que se trata de la defensa no sólo de la vida humana sino de todas las formas de vida.

Ante estas tendencias, el poder mundial, la cúpula militar-financiera que gobierna al mundo, utiliza a Trump, para reforzar la ofensiva fascista internacional, desarrollando una estrategia de caotización planetaria para disolver la fuerza de los pueblos. Una geopolítica que promueve la violencia y mantiene latente el peligro de una guerra nuclear. Ha ido impulsando esa política de caotización en Medio Oriente, Asia menor y África. Ahora lo intenta en la región latinocaribeña, con la caotización de Venezuela. Actualmente, Venezuela tiene una vital importancia geopolítica y es una esperanza para los pueblos del Norte y del Sur. Por esto, esos pueblos y los gobiernos soberanos, son solidarios con nuestra patria y se oponen a la ofensiva imperial.

Es imprescindible derrotar la 5° columna pro-imperialista, que entrega alimentos y materias primas a canales empresariales empeñados en derrocar el gobierno. Contrariando la orden del presidente Maduro, dicha quinta columna provocó, en El Junquito, la muerte de Oscar Pérez y otros hechos que agudizan el caos. Tengo informaciones de que la CIA está detrás de este desenlace. Esto tiene que ser esclarecido e implica, por lo menos, las siguientes preguntas: ¿Del lado de las fuerzas policiales y de seguridad del país, quienes son los involucrados?

Cuarta parte

La derrota de la intervención, la reforma constitucional y la profundización de la democracia participativa y protagónica

Ante el avance fascista, Venezuela, con la reforma constitucional reforzaría la democracia protagónica fortaleciendo artículos como el 5° (la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo), el 6° (el pueblo no elige representantes, sólo otorga mandatos revocables), 70° (carácter vinculante de las decisiones de las asambleas de ciudadanas y ciudadanos), 51° (el deber por parte de los funcionarios públicos de responder las peticiones de la gente. El incumplimiento de ese deber puede provocar hasta la destitución del funcionario). Además de lo dicho, debe reforzase la propiedad y el poder comunal y el castigo de la corrupción como crimen contra la patria y la liquidación del burocratismo y aburguesamiento de funcionarios púbicos.

Ese cuartel general de la contrarrevolución debe ser destruido por la movilización popular, particularmente por el crecimiento de una sociedad comunal fundada en valores solidarios, que tenga como eje una economía basada en la producción comunal, todo lo que refuerce la propiedad y el poder comunal y el castigo de la corrupción como crimen contra la patria y la liquidación del burocratismo y aburguesamiento de funcionarios púbicos.

Unidad en torno al presidente Maduro

La polarización que domina a la sociedad venezolana, que no recoge los verdaderos conflictos de la sociedad venezolana, a veces más bien los oculta, debe ser superada. El presidente Maduro es clave para que eso se logre. Mas pedagogía política, un estilo más unitario que aisle al enemigo principal (Trump, las fuerzas internacionales que él representa y la cúpula de dirigentes políticos aliados de las fuerzas imperiales, que dejaron de ser venezolanos y son claros partidarios de la intervención transnacional).

Es necesario una limpieza del aparato del Estado. No simplemente entre chavismo y antichavismo. Hay un chavismo corrompido e ineficiente que debe dejar de estar asumiendo responsabilidades relevantes. A la hora de la intervención declarada y actuante, ellos van a estar a favor del imperio. No necesariamente de manera abierta. Más común, actuando como quintacolumnistas. El pueblo sabe que esa quinta columna existe y no se puede esperar que ocurra como está pasando con Rafael Ramírez, que cada vez más adopta posiciones que favorecen la intervención.

El debería decirnos, por ejemplo, que pasó con los proyectos para sustituir la gasolina por gas para vehículos. Con la planta para producir bombillos ahorradores de energía. La planta para producir bombonas para el almacenamiento, distribución y venta del gas doméstico. Entre otros proyectos que quedaron pendientes.

La limpieza de la administración pública y la eliminación de los enroques de funcionarios, que pasa el tiempo, se mantienen rotando de un cargo a otro sin rendir cuentas y sin embargo, siguen ahí.

La transformación de los hábitos de la burocracia pública que mantiene unas condiciones de vida abiertamente diferentes a las del pueblo y siguen sin bajarse de los carros negros, sin relacionarse directamente con la gente y parecen más bien una casta que domina el gobierno sin que sean patentes las ejecutorias que realizan en beneficio de la nación y de la gente. La intervención transnacional se profundiza, se acelera y mucha gente no cree en ellos.

Pero el problema más grave es el de los precios, la especulación y la escasez inducida. Esto debe convertirse en una declaración de emergencia nacional, en la que sea evidente ante el pueblo, que esa es una gran prioridad para el gobierno. No son suficientes los bonos y otros paliativos sociales, pues la ofensiva de la derecha que favorece la intervención transnacional y el derrocamiento del gobierno, se está agudizando y se va radicalizar, especialmente en el abastecimiento de alimentos y medicinas y un incremento espectacular de los precios, para tratar de garantizar que dicha intervención tenga respaldo popular y que el descontento sea tan grande, que el chavismo pueda ser aislado de la población.

Los precios y la agudización del desabastecimiento de alimentos y medicinas son un nudo crítico, que pone en serio peligro la estabilidad del gobierno bolivariano. Estamos llegando a la hora de la verdad: la agresión se va a incrementar y el momento de las decisiones claves ha llegado. No se puede esperar.

Sin duda, la escasez es inducida, la especulación galopante es obra de la derecha y así sucesivamente. Pero con esas explicaciones no se come ni se cura la gente.

No se puede seguir transfiriendo dólares a los grandes empresarios que conspiran abiertamente contra el pueblo y la patria bolivariana.

La solidaridad con el presidente Maduro, sin descartar la crítica, los alertas, el combate en la calle y en todos los espacios sociales (las fábricas, los barrios, las universidades y demás centros educativos, los campos…) son imprescindibles. Es la hora de la verdad.

Un bloque de fuerzas populares antimperialistas es esencial. El presidente debe trabajar para garantizar que así sea. Los militantes y cuadros de este espacio tan diverso que es el chavismo, debemos trabajar por la unidad, expresando francamente las críticas, pero en unidad y lucha permanente.

La Asamblea Nacional Constituyente debe realizar también transformaciones radicales en su trabajo, ser realmente un espacio para la participación protagónica. Los miembros debemos trabajar firmemente por la unidad en torno a la directiva y esta debe introducir modificaciones en correspondencia con la emergencia que vivimos. Públicamente no diré más.

 

 

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