Opinión

31.Ene.2021 / 08:53 pm / Haga un comentario

 

José Garcés

Si Ustedes hacen una búsqueda rápida en Google con el nombre de Abimael Guzmán, tendrán rápidamente diez páginas donde lo catalogan como un connotado terrorista. No vamos a entrar a juzgar si ese juicio es acertado o no, lo que llama la atención es que la estrategia, él mismo lo reconoció, tenía como fin: “Acorralar a las grandes ciudades”: los atentados dinamiteros contra torres eléctricas y muchos otros objetivos en el Perú.

Con los años Guzmán llamó a sus planteamientos el “Pensamiento Gonzalo” que fue el motor ideológico de “Sendero Luminoso”, el partido fundado por este profesor universitario.

El “Pensamiento Gonzalo” sostenía que dejar a oscuras las ciudades, sin energía eléctrica, sin gasolina y sin alimentos haría que la población se sublevara y ésta sería la oportunidad idónea para tomar el poder. Como vemos esta estrategia, es la misma que la oposición fascista ha utilizado en Venezuela.

Desde 1999 la oposición criolla, dirigida en forma nefasta desde Washington, ha tratado de cumplir con los mismos objetivos que se trazó Sendero Luminoso en el Perú. Nunca serán demasiadas las veces que haya que recordar que la oposición fascista ha instrumentado contra el pueblo venezolano una letanía de castigos inhumanos que van desde la guerra económica y financiera, la destrucción de la moneda, el sabotaje eléctrico, el sabotaje a la principal industria del país, PDVSA. La quema de CDI, la quema de personas vivas, los atentados terroristas como la quema de los galpones del CNE, las diversas incursiones de paramilitares como los de la Hacienda Daktari, o los capturados en Chuao, los atentados al Guri, las bombas en los autos a personalidades, y una larga lista de perversos y muy crueles actos vandálicos que tienen como objetivo tratar de que la población se subleve y de esta manera, ellos tener la oportunidad de oro para tomar el poder. Como ven, no hay diferencia en las estrategias del Sendero Luminoso en el Perú y de la oposición fascista venezolana.

Tal vez, la única diferencia es que “en 1992 Abimael Guzmán fue capturado y fue sentenciado a cadena perpetua. No obstante, en 2003 el Tribunal Constitucional anuló las sentencias contra Guzmán y otros 1.800 acusados de terrorismo, tras declarar los juicios militares anticonstitucionales. En 2004 se inició un nuevo proceso y dos años después una corte civil dictó nuevamente cadena perpetua contra el cabecilla senderista. Guzmán fue hallado responsable del delito de terrorismo agravado y homicidio calificado, por planificar el lugar, modo y objetivo de cinco atentados de Sendero Luminoso” (Wikipedia). Como ven, no es algo que está inventando este suscrito, la mismísima Wikipedia refiere la cadena perpetua para Guzmán.

Luego de su captura, una camioneta tipo pickup paseaba a Abimael por las calles de Lima en una celda y con traje a rayas. Este escarnio servía para mostrar a la población del Perú el rostro de la persona que había dinamitado torres eléctricas y además le decía a la población que él era el responsable de los sufrimientos indecibles por no tener energía eléctrica. Abimael era el rostro visible y el causante de sus sufrimientos.

En estos momentos en nuestro país la estrategia en la cual persiste la oposición fascista es la de continuar con los saboteos, pero ellos astutamente esconden sus rostros. Ya los atentados no los firma nadie. La oposición fascista simplemente se planteó una metodología: Hacer correr la idea de que Nicolás Maduro era un bruto y de ahí en adelante cualquier cosa que falle en el país es que: “Los brutos chavistas no saben manejar algo tan complicado como la industria petrolera, o la electricidad, o el Sistema Patria, etc.”

La oposición persiste en su estrategia de “Acorralar a las grandes ciudades”, pero ahora lo hace de manera anónima, eso sí, siempre echándole la culpa al Gobierno Bolivariano.

Ni a Fujimori ni a la Derecha peruana les tembló la mano para condenar a un terrorista a cadena perpetua, ni lo pensaron dos veces para pasearlo por las calles vestido de preso con traje a rayas (traje que no se usa en Perú), ni se amilanaron para volverlo a condenar a cadena perpetua. En cambio, aquí en Venezuela, se han identificado a los terroristas, pero ellos todavía visten trajes de diseñador y están libres en sus mansiones.

Las diferencias de comportamiento entre la derecha y los revolucionarios saltan a la vista. La Revolución bolivariana ha identificado a los verdaderos enemigos del pueblo y ha sabido de sus abusos y tropelías, pero no ha procedido ni con el escarnio ni con la cadena perpetua. Por el contrario, se ha buscado una solución de altura ya que la conducta de un Revolucionario está signada siempre por la idea de que es necesario dar ejemplo de cómo se deben seguir los procedimientos y juicios políticos para la construcción de un país sano. Por ello recordamos al poeta Carlos Angulo: “No podemos construir un mundo con las mismas palabras conque fue destruido”. Dejo al lector las conclusiones…

 

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