Juan Barreto Cipriani

  • La alegría como proyecto político

    Al revolucionario le cuesta mucho hablar del deseo y no entiende que el deseo es una manifestación política del cuerpo. Sin cuerpo no hay existencia y el cuerpo es una dimensión que se relaciona consigo misma, que se realiza a través del uso de sus placeres, a través de la concepción, de la construcción, de una concepción del goce, que no es otra cosa que afirmación del sí mismo, eso que Heidegger llama “el arrojamiento”, eso que Nietzsche llama “el eterno retorno”, que es la vuelta del YO, del sujeto sobre sí mismo, eso que Espinoza llama el “conatus”, que es el movimiento afirmativo de las “pasiones alegres” y de la “potencia de existir” y de actuar.