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2.Feb.2015 / 08:53 am / Haga un comentario

Foto: Ciudad CCS

El burocratismo, la enajenación con el pueblo, el partidismo, el sectarismo y la falta de una formación político ideológica sólida, son algunos de los problemas que aquejan a la militancia del Partido Socialista Unido de Venezuela. El señalamiento no viene de afuera, sino de la autocrítica que realiza Eduardo Piñate, diputado y miembro de la Dirección Nacional de Formación del PSUV, que está asumiendo el proceso de capacitación de la tolda roja que permita superar las dificultades internas de la organización en su proceso de luchar por la construcción del socialismo para y junto con el pueblo, no sin antes asegurar que, a su juicio, “el PSUV es el mayor nivel de unidad que ha tenido movimiento y organización revolucionaria alguna desde la derrota del proyecto bolivariano de 1830”.

Ciudad CCS conversó con Piñate para que explique qué persigue el proceso de formación político-ideológica que va a llevar el PSUV y cuál es el saldo organizativo que aspira a recoger la organización en un esfuerzo, casi monumental, que les llevará a capacitar a más de 1 millón trescientos mil personas antes de que finalice el 2016.

—¿De qué se trata el proceso de formación, será obligatorio?

—Desde el II Congreso Nacional del PSUV en 2010, se estableció la necesidad de construir el sistema de formación Simón Rodríguez, así está señalado en los artículos 10 y 11 del Libro Rojo en los que se establece la obligatoriedad que tiene la militancia que desempeña cargos de dirección, de aprobar un primer nivel de formación político-ideológica. En el III Congreso se discutió sobre el tema, se llegó a un acuerdo, establecido en la decisión 18 del documento final, que establece la obligatoriedad de cumplir con ese estatuto y de ir avanzando en el desarrollo de un sistema que se está desarrollando con fuerza. Ya habían ocurrido avances en procesos anteriores, pero nunca con la magnitud y el impacto que va a tener ahora. Nosotros estamos planteando que toda la vanguardia del partido, poco más de un millón trescientas mil personas, pasen por este proceso de formación que hemos diseñado en lo que funcionará después en la Escuela de Formación Político Social Comandante Supremo Hugo Chávez para mediados de 2016.

—¿De qué se trata la formación, cómo está estructurado el sistema?

—Inicialmente tenemos una propuesta de diseño para el sistema de formación que incluye 5 módulos, más uno adicional que tendrán los formadores precursores, que tienen por objetivo fortalecer la instrucción de los cuadros políticos de la Revolución, establecer una estrategia masiva para las Unidades de Batalla Hugo Chávez y organizar las bases del partido. Además, es un sistema en cascada, ahora esa vanguardia está recibiendo la instrucción sobre los dos primeros módulos, luego ellos irán a multiplicar ese conocimiento, vendrán de nuevo, se formaron en los próximos dos y lo mismo, así el proceso será continuo, de forma ascendente. En realidad, la formación revolucionaria no termina nunca.

—¿Qué son los formadores precursores?

—Los formadores precursores son un equipo formado por 260 de los delegados electos en el III Congreso que se autopostularon, 24 miembros de la Juventud del partido, 24 del Frente Francisco de Miranda, 24 del equipo de apoyo nacional de la Comisión Nacional de Formación que ya empezaron a recibir el curso básico porque serán los responsables de multiplicar el sistema, primero ante los 3.958 jefes de Círculo de Lucha Popular (CLP), en abril; y luego, junto a estos en una segunda fase, a más de 27.364 jefes de patrulla que serán la primera vanguardia del proceso de formación. Nuestro objetivo es llegar a mitad de 2015 con al menos 155 mil militantes capacitados, uno por cada líder de patrulla, que luego podrán multiplicar el sistema en cada una de los espacios de acción. Esto primero es intensivo, estamos hablando de cursos que duran dos semanas y en los que el contenido se imparte día tras día, el proceso posterior tendrá otra velocidad. Pero ya empezamos, del 7 al 13 de febrero los compañeros formadores precursores estarán entrando a la segunda fase, ya tenemos más de 5 mil textos con el contenido. Tenemos la responsabilidad de avanzar en esta formación. En el PSUV, es un ejército lo que estamos creando.

—¿Qué esperan de la militancia, luego de esta formación?

—A medida que se van desarrollando mayores grados de responsabilidad se plantean mayores necesidades de garantizar la formación y autoformación continua. Por eso, también estamos planteando una maestría y un posgrado, pero al final lo que queremos es tener fortalecidos los conceptos en lo político-ideológico, la capacidad técnica y las herramientas de la militancia, para el oficio de la militancia. Queremos una vanguardia con capacidad de criticar, analizar, reflexionar sobre la realidad concreta, pero para transformarla. En resumen, reflexión y acción, comprensión de la realidad concreta para poder transformar un sistema injusto en justo. Todo el partido una escuela, un espacio de formación, y toda célula una vanguardia que puede incidir sobre la realidad.

—Actualmente, desde la Dirección Nacional, ¿qué fortalezas y debilidades ven en la militancia chavista?

—Cuando el Comandante Chávez llamó a formar este movimiento, vino gente de todos lados, tanto del lado de la izquierda como de la socialdemocracia, de los socialcristianos y de gente que no había sido militante en su vida. Esa diversidad es la mayor riqueza de nuestro partido, pero también arrastra todas las influencias de la Cuarta República como el pragmatismo, el electoralismo, eso debe trabajarse y ya está cambiando. Desde el II Congreso del PSUV, con la declaración de principios y estatutos, que incluye la visión de teoría y práctica revolucionaria, se estableció la necesidad de seguir en la tarea de profundizar la construcción del socialismo con una nueva conciencia política, esa es la vanguardia que estamos construyendo y que necesitamos. Claro que hay que establecer una diferencia entre la militancia y el activismo, el militante comparte estatutos, el programa, los principios, milita y cotiza regularmente, como decía Lenin, mientras que el activista que no asume la vía militante vota, se entusiasma, va a los actos de masa, pero no se compromete ni se reúne para las tareas del partido ni del trabajo de base, no asume el riesgo, el compromiso, la ejemplaridad, el sacrificio de la militancia activa. Así que en términos globales, nuestra militancia tiene debilidades como la influencia del electoralismo, su limitada capacidad de tomar decisiones con “cabeza propia” porque espera las instrucciones de la dirección nacional, los recursos, el afiche. Tenemos que cambiar eso para, de verdad, empujar la democracia, esa participativa y protagónica, esa democracia que es un acto y un proceso de ejercicio del poder directo y cotidiano. Todo eso implica un cambio cultural, estamos claros, hay que propiciar ese cambio, aunque también en eso hemos avanzado mucho. El venezolano de hoy no es ni la sombra del de hace cinco años, o del de 2001, políticamente hablando.

—¿Qué opina usted de la crítica que hacen las bases al burocratismo dentro del PSUV y en los cargos de poder?

—Creo que es cierto, y no sólo en esas instancias, sino en los movimientos sociales, también. Por ahí andan siempre tres que son voceros, miembros, presidentes, todo del consejo comunal que van por todos los ministerios con una carpetita debajo del brazo pidiendo vainas. Eso no es lo que queremos, el burocratismo es algo muy dañino para la Revolución, es parte de la herencia del capitalismo y se expresa en mayor magnitud dentro de la estructura del Estado. El Che escribió mucho sobre el tema, decía incluso que, hasta cierto punto, la burocracia era necesaria para poner en marcha la maquinaria del Estado. El problema radica en cuando esa maquinaria interna carece de convicción y motivación, entonces maltrata al pueblo y se vuelve ineficiente. En el partido hemos hablado de combatir ese burocratismo fortaleciéndonos en el terreno ideológico y en la práctica política. Es un tema de cómo se maneja, administra y ejecuta el poder. Hay por ahí luchadores que se enchinchorran con los cargos, se acomodan en las oficinas y con el aire acondicionado, son gente que viene de las luchas sociales, pero una vez entronizados en un cargo, lo asumen como premios, cuando su deber es servir al pueblo. La manera de combatirlo es estrechar esa relación del poder desde la base, romper el aislamiento de aquellos que están en cargos públicos y vincularlos con el pueblo, con el presupuesto, la evaluación y el control. La militancia debe denunciar y criticar el burocratismo, debemos desarrollar capacidades para enfrentar esa dificultad.

—Y, ¿qué piensa de los revolucionarios que critican el sectarismo dentro de la organización?

—Es parte de la herencia que te mencioné anteriormente, de esa visión oportunista. El Comandante Chávez llamó a combatirlo. El sectarismo no ha desaparecido, pero yo sí creo que está golpeado, disminuido, el debate del III Congreso Nacional del PSUV ha permitido luchar contra ese mecanismo de división interna. El PSUV tiene esas debilidades, pero sigue siendo una fuerza fundamental, no se debe subestimar la relación de igualdad, el reconocimiento de los diversos factores y elementos de las fuerzas revolucionarias, pero sin supeditarse al burocratismo, a la repartición de ministerios, cargos, eso es política burguesa. A veces en las marchas vemos pancartas que llaman a la inclusión y la horizontalidad dentro del gobierno, pero eso no quiere decir que cada partido tenga que recibir una cuota de poder o un cargo público.

—Chávez primero llamó a construir una fuerza que aglomerará todas las fuerzas revolucionarias dentro del PSUV y luego, años después, invitó a construir el Poder Popular. Hay quienes creen que esto fue una acción tomada por el Comandante al cuestionar la capacidad que tenía el partido de lograr la construcción del socialismo. ¿Qué cree usted?

—No creo que fuera por eso que Chávez convocó al Poder Popular, el Comandante tenía conciencia de que el socialismo no era tarea de un partido, sino de todo un pueblo, pero con conciencia. El partido sólo no lo hace, pero sin vanguardia socialista tampoco se puede lograr.

—Usted militó en la Liga Socialista (LS) que decidió acudir al llamado del Comandante Chávez a crear esa fuerza, ¿es el PSUV el partido revolucionario del proletariado por el que tanto luchó la LS?

—La Liga Socialista era una organización transitoria, hasta el 2005 que realizamos nuestra última asamblea luchamos por esos ideales, pero sí vimos que estaba llegando el momento de un cambio. Cuando Chávez llamó a crear el PSUV, la LS se vino con todo, con sus consignas, con su organización, con sus cuadros, sin pedir nada a cambio. Ahora, los tiempos han cambiado mucho desde esa visión que teníamos nosotros. Sí creo que el PSUV es esa organización que habíamos manifestado como necesaria, pero el rol dirigente de la clase obrera sigue siendo una limitación, porque no ha llegado aún al nivel de organización y conciencia que requiere para liderar un movimiento de este tipo. No obstante, puedo afirmar que el PSUV es el mayor nivel de unidad que han podido alcanzar las fuerzas revolucionarias desde la derrota del proyecto bolivariano de 1830. No tengo dudas. El partido tiene configurado un pensamiento basado en las cuatro raíces (Bolívar, Rodríguez, Zamora y Chávez), ha asumido y se ha nutrido de su carácter marxista, del de la Teología de la Liberación, de la educación popular liberadora, entre otras, eso nunca hubiera sido posible antes de la llegada de Chávez. Todo ha cambiado, no es la misma visión que tuvo en los años 70 Jorge Rodríguez, padre, cambiaron las formas de lucha, los objetivos, todo cambió. Pero estoy convencido de que el PSUV es lo que necesita el proceso revolucionario para avanzar hacia el socialismo, aunque éste tenga fallas, problemas, sectarismo, partidismo, clientelismo, caudillismo, tipos que se crean por encima de todo, entre otras dificultades por superar.

—¿Qué saldo político espera recoger entonces la Dirección Nacional de la militancia revolucionaria ?

—Este proceso de formación lo que pretende es favorecer, facilitar las tareas, el cumplimiento de los objetivos del partido. Implica una serie de cambios en lo político, lo social y lo cultural para consolidar la capacidad de dirección del mismo pueblo en la construcción del socialismo. Queremos cambiar esa relación, potenciar la capacidad de nuestros cuadros para vincularse con el pueblo en formas no autoritarias.

La fortaleza real del PSUV dependerá de esa capacidad, y me voy a permitir esta palabra, de “vanguardizar” a nuestro pueblo. Más adelante, esa capacidad de organización real, de eso que llamamos Poder Popular, es lo que permitirá el avance de las comunas, del ejercicio real del poder.

—Precisamente, en las comunidades critican que el PSUV tiene dificultades para vincularse con los problemas cotidianos, eso que, tal como usted refiere, está relacionado con el ejercicio cotidiano y real del poder.

—Sí, creo que falta mucho trabajo en esa dirección. Nuestro desafío en el partido, en todo su conjunto, es precisamente la formación de herramientas que permitan cumplir con esas tareas globales de la política desde lo real cotidiano. Sin embargo, para ser justos con la realidad, el nivel de formación política del pueblo ha cambiado mucho. Tú lo ves en la forma en cómo ahora el pueblo venezolano discute acerca de los problemas concretos en la calle, en cualquier esquina, la gente tiene un alto nivel de politización, por lo menos a nivel de debate.

—Como diputado de la bancada socialista, ¿qué opina de las acusaciones contra el presidente de la Asamblea Nacional y primer vicepresidente del PSUV, Diosdado Cabello?

—Es una escalada más de la guerra total que se ha propuesto llevar a cabo Estados Unidos contra la Revolución Bolivariana. Es parte del mismo guión que, junto a la guerra sicológica, la guerra económica, el foquismo urbano y los asesinatos selectivos, está desarrollando el imperialismo norteamericano. Este tipo de denuncias ya habían ocurrido, en 2001 utilizaron el mismo guión con un piloto del camastrón (avión presidencial) que se llevaron a Estados Unidos. Con esto lo que buscan es debilitar, dividir, desmoralizar el liderazgo popular creando intrigas de altos cargos de la dirección de la Revolución. No estamos hablando de cualquier persona, es Diosdado Cabello, presidente del Poder Legislativo, el segundo mayor cargo luego del Poder Ejecutivo; segundo al mando, también, luego del presidente Nicolás Maduro, en la Dirección Nacional del PSUV y, sobre todo, militar del cuatro de febrero de 1992 junto al Comandante Chávez. Cabello tiene un papel fundamental en el sostenimiento del chavismo. Escindirlo es fundamental para diluir y dividir la unión cívico militar de la Revolución. Para ellos, los gringos, es estratégico hacerlo vulnerable.

—¿Se podría imaginar más ataques de este tipo contra otros dirigentes del PSUV?

—Seguro. Hay que cuidarse.

—¿Ha reforzado usted sus escoltas?

—Yo no tengo escoltas, soy de los que cree que la defensa es, a nivel táctico, algo político y de masas. Si tienes apoyo popular, de las masas, nadie te jode. Mi escolta es el pueblo.

—Dice eso y no puedo evitar preguntarle su opinión acerca de los funcionarios, colegas suyos, incluso, que están rodeados de escoltas, motos y guardaespaldas.

—No hay que ser ingenuo, yo me cuido, yo tuve dos mentores, uno está muerto (Jorge Rodríguez padre), todos sabemos lo que le pasó, y el otro que está vivo fue Fernando Soto Rojas, y también sabemos su historia. Ahora, sí creo que hay quienes abusan con esto de las escoltas y tú los ves rodeados de más guardaespaldas que el presidente de la República. Eso no está bien, creo que forma parte de las cosas que tenemos que cambiar porque, ciertamente, le hacen daño a la Revolución.

Ciudad CCS

 

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