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«La asociación de los cinco grandes Estados de la América es tan sublime en sí misma, que no dudo vendrá a ser motivo de asombro para la Europa. La imaginación no puede concebir sin pasmo la magnitud de un coloso, que semejante al Júpiter de Homero, hará temblar la tierra de una ojeada».
Ese fue el mensaje que, a través de una carta, envío desde Cali, Colombia, el 8 de enero de 1822, el Libertador Simón Bolívar al general Bernardo de O’Higgins, Director Supremo de Chile, para proponerle la asociación de los Estados Americanos.
«¿Quién resistirá a la América unida de corazón, sumisa a una ley y guiada por la antorcha de la libertad?», se preguntaba el Libertador en la misiva.
Para entonces, el mapa de Sur América se dividía en: la Gran Colombia (actual Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá), Perú, Chile, Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata o Sud América (Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia).
El Libertador maduraba la idea de una América Latina unida desde unos años atrás. En 1819 le escribió una carta al Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón, en la que lo instaba a avanzar en la concreción de lo que denominó la Madre de las Repúblicas.
«El día que logremos esa unidad, si el cielo nos proporciona ese voto, entonces construiremos en este nuevo mundo, la Madre de las Repúblicas, y la Reina de las Naciones», decía el Libertador en la misiva.
Más adelante, en diciembre de 1824, luego de escribirle a O’Higgins, Bolívar convocó a los gobiernos de Provincias Unidas del Río de la Plata, Centroamérica, Chile y Brasil, a la unidad latinoamericana.
Bolívar propuso la celebración de un Congreso en el istmo de Panamá, que tuviese como fin la confederación de los nacientes Estados de la región.
«Es tiempo ya de que los intereses y las relaciones que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas, tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de estos gobiernos», escribió Bolívar en la invitación.
Esta asamblea se concretó el 22 de junio de 1826, cuando se instaló en la ciudad de Panamá el Congreso Anfictiónico.
Las sesiones se prolongaron hasta el 15 de julio de ese año, y los plenipotenciarios de cada país firmaron los documentos del Tratado de la Unión, Liga, Confederación Perpetua y la Convención de Contingentes. Sin embargo, debido a las diferencias existentes entre los países, no se concretaron del todo los sueños de Bolívar.
Pasaron 187 años para que las ideas planteadas por el Libertador se volvieran realidad. El 2 y 3 de diciembre de 2011, en Caracas, Venezuela, el presidente venezolano Hugo Chávez lideró la cumbre fundacional de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), un mecanismo que tiene como misión impulsar la integración regional y la promoción del desarrollo sostenible.
En la cumbre fundacional participaron 33 países desde México hasta Argentina, sin el tutelaje de Estados Unidos ni Canadá.
La Celac, junto a otros mecanismos regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Alianza para los pueblos de Nuestra América (Alba), se levanta como la verdadera alianza regional soñada por Bolívar.
Este organismo latinocaribeño se ha consolidado en los últimos años y actualmente es un aliado estratégico del gigante asiático China, país con el que estableció formalmente un foro de integración, que bajo la premisa de una relación de respeto, igualdad y beneficio mutuo, contribuyan a la creación de un mundo pluripolar.
AVN