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El defensor de derechos humanos colombiano, Wilfredo Cañizares, fue galardonado como “Personaje del Año 2019”, iniciativa impulsada por el medio de difusión de ese país “El Espectador”, por revelar las fotos en el que se muestran abrazados Juan Guaidó con jefes de la banda narcoparamilitar Los Rastrojos.

En entrevista con el diario colombiano, Cañizares aseguró que aquel 22 de febrero, día en que se realizó un concierto en el lado neogranadino de la frontera binacional con Venezuela para introducir por la fuerza una supuesta “ayuda humanitaria”, le llegó información de que el político opositor había entrado por el corregimiento de Aguaclara.

“Es lo primero que nos llama la atención. Esa es la ruta de Los Rastrojos, controlan la vida y la muerte ahí. No se puede pasar con una caravana como si nada. Me puse a averiguar con gente de Puerto Santander y efectivamente cruzó esa zona. Hicimos esa primera denuncia durante el concierto y, por supuesto, nadie nos oyó”, acotó el luchador social.

La confirmación de su primera denuncia le llegó a finales de agosto. Alguien lo abordó y le pidió que lo acompañara porque querían corroborar la identidad de unas personas en unas fotografías. Era Guaidó abrazado con dos de los jefes del grupo armado. Wilfredo las publicó el 12 de septiembre de 2019 en su cuenta de Twitter y de inmediato se convirtieron en un escándalo nacional e internacional, refiere el portal de El Espectador.

Pero no se quedó solo con la foto. Fue a ese territorio y habló con la gente, reconstruyó el camino que había tomado Guaidó y encontró que, por órdenes de Los Rastrojos, nadie en Puerto Santander estaba autorizado a salir de sus casas durante el tiempo que duró el paso del diputado.

La denuncia que hizo en redes tuvo repercusiones en su seguridad. Arreciaron las amenazas —pues su trabajo como defensor siempre lo ha puesto en riesgo—, tuvo que salir durante tres semanas de Cúcuta, indica el medio colombiano.

“Con la Mesa Nacional de Garantías de Defensores de Derechos Humanos incluso pensamos en que me sacaran del país y estuve a un pelo de irme, porque la situación estaba realmente pesada. En Puerto Santander empezaron a preguntar quién había entregado la información y mataron a un poco de gente”, aseveró Cañizares.

Desde la incursión paramilitar en Norte de Santander, en 1999, no se sentía tan acorralado. Sin embargo, decidió quedarse en Cúcuta a pesar del riesgo. Si se va por las amenazas, dice él, tendría un gran impacto sobre las organizaciones de víctimas y comunidades que trabajan con la Fundación Progresar, organización de la que fue miembro fundador hace casi veinte años y hoy dirige.

Progresar recibió en 2018 a más de 4.500 víctimas del conflicto armado, sobre todo por desaparición forzada. Trabaja en quince municipios de Norte de Santander y los 17 miembros que la conforman acompañan a más de 600 familias en la búsqueda de sus seres queridos desaparecidos. El equipo de la fundación ha sido víctima de robo de información y seguimientos, pero aun así continúan.

VTV

 

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