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29.Jun.2019 / 12:51 pm / Haga un comentario

Tras el escándalo del robo de los recursos y dinero destinados a la «ayuda humanitaria» en Cúcuta, Colombia, por parte de la dizque dirigencia opositora liderada por Voluntad Popular (VP), el periodista y editor en jefe de PanAm Post, Orlando Avendaño, realizó una entrevista a Lester Toledo, político prófugo de la justicia venezolana y miembro la banda de Juan Guaidó y Leopoldo López (en las sombras).

Con su participación mediática, Toledo pretendía blanquear los sucesos en la frontera colombo-venezolana y dar un espacio a la duda entre los opositores que ven con sospecha toda proposición local e internacional de la oposición venezolana, que son muchas y en aumento.

Sin embargo, el diálogo con PanAm Post, cuya sede principal se encuentra en Miami, produjo mayor encogimiento de hombros y ceños fruncidos puesto que arroja más dudas que certezas en torno a los manejos administrativos de los fondos y recursos que VP carga bajo su responsabilidad. El mismo Avendaño trata de arrojar a todos los dirigentes opositores en un mismo saco, pero la información que maneja, asegura, más bien, el grado de corruptibilidad de la que forman parte la cúpula antichavista.

Reseñamos, a continuación, algunas de las revelaciones y conexiones que PanAm Post y el de VP otorgan para mirarlas con una lupa más pertinente.

De los vínculos políticos en el exterior

Que Estados Unidos apadrine a los principales miembros de VP no sorprende, la conexión política y dineraria existente entre el establishment norteamericano y el partido de Leopoldo López es elemental para entender las decisiones y la retórica de los emisarios de Guaidó en el plano internacional.

Toledo hace evidente ese vínculo: imputado por financiamiento al terrorismo y concierto para delinquir, decidió darse a la fuga y recaló en España, donde recibió la nacionalidad en calidad de «perseguido político», y dice a Avendaño que «al salir, el primer apoyo que recibí fue de Freedom House». Un «apoyo» de 15 mil dólares, a las primeras de cambio.

Freedom House, institución adscrita al Departamento de Estado, según cables publicados por WikiLeaks ayudó a preparar política y financieramente a la oposición venezolana y financia al bufete de abogados Foro Penal, defensor de agentes irregulares y violentos que han participado en sucesivas operaciones disruptivas (2014 y 2017). Además, brinda capacitación técnica a ONGs y fundaciones relacionadas con el antichavismo en Venezuela.

Pero, además, Toledo afirma que es «muy bueno organizando» campañas electorales. En la entrevista señala que:

Asesoró la campaña presidencial de Guillermo Lasso en Ecuador, vinculado al lobby político de los españoles Mario Vargas Llosa y Felipe González, que también sienten simpatía por el gobierno ficticio de VP.

Hizo lo mismo con la campaña de José Antonio Meade en México, quien fue alto funcionario de los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, muy cercanos al establishment estadounidense.

Y fue el jefe de campaña de Nayib Bukele en El Salvador, ahora presidente y «empresario millenial», con el visto bueno de los Estados Unidos.

«Esta es una carrera que paga bien», dice Toledo a Avendaño. Como miembro de VP, la articulación con varios dirigentes políticos le ayuda a extender el radio de influencia de la agenda golpista contra Venezuela en la región, sobre todo en Centroamérica.

Cabe destacar que los candidatos que asesoró contaron con la venia gringa, evidenciada a través de las vocerías políticas de Washington y los medios corporativos que apoyan sus agendas.

Pero esto no impide que la oposición reciba, desde suelo estadounidense, fondos para los planes golpistas. Toledo explica cómo se financian a través de ONG, fundaciones, contactos con beisbolistas millonarios (José Altuve) y empresarios connacionales (Lorenzo «Estamos en Guerra» Mendoza). La «iniciativa privada» tiene en el antichavismo un sujeto perenne a despachar.

De las flojas respuestas

Avendaño hizo algunas preguntas incómodas. Por lo menos para quienes tienen mucho que esconder.

Toledo, al ser preguntado sobre cómo se mantiene la embajada virtual de Carlos Vecchio en los Estados Unidos, decidió emitir una reflexión en torno a los migrantes venezolanos y el tipo de trabajo que deben ocupar, siempre según su clase («nosotros somos una clase de élite»).

Evitó responder directamente y decidió argumentar de la siguiente manera: «Yo creo que esas son preguntas que cada quien debe de responder». Pareciera un enunciado sensato si no fuera porque él mismo trabaja en el equipo de Vecchio, con quien debe administrar recursos y fondos, por lo que sería extraño que no «supieran» de dónde viene el dinero y la logística.

El de VP considera que es muy normal que cada miembro de su partido haya obtenido un trabajo «en lo que le gusta», y que es una casualidad (y no causalidad) que se encuentren en puestos clave afines a los mecanismos de cambio de régimen en la Organización de Estados Americanos (OEA), la embajada virtual en Estados Unidos, etc. Pero se pone nervioso y suelta lo siguiente (y lo citamos por lo expresivo de aquél que se delata):

«Entonces, ¿de qué vive Carlos o de qué viven los demás? Algunos tendrían dinero y tienen cómo mantenerse mucho tiempo sin trabajar. Otros, no lo sé. Yo lo digo con transparencia: salí del exilio sin nada. Tenía $200 encima. Y Freedom House me ofreció este apoyo mientras vendía mis cosas. Armé un fondito y empecé a ver cómo me mantenía hasta que conseguí un trabajo.

«¿Carlos, Antonio, los demás? Puede que cada quien tenga su respuesta”, dijo.

Luego comienza un diálogo por momentos complaciente con Lester Toledo luego de que el propio PanAm Post diera una estocada crítica a Juan Guaidó, en connivencia con el secretario general de la OEA, es decir, Washington. ¿Marco Rubio, en representación del eje Miami, tendrá algo que ver?

De Eduardo Espinel

La última vez que Toledo visitó Cúcuta, cuenta él mismo, fue agasajado por un tal Eduardo Espinel, líder de la Fundación Venezolanos en Cúcuta, ONG «dedicada a organizar, hacer seguimiento y tender una mano a los venezolanos residentes en esta región», opina La Opinión, diario cucuteño.

Espinel es venezolano de nacimiento y ascendencia colombiana. Llegó a Colombia en 2016, tras el cierre de la frontera ordenado por el presidente Nicolás Maduro en agosto de 2015, con un proyecto empresarial y político en manos. María Corina Machado es su conexión más cercana a la ultra derecha venezolana.

Pero su trabajo está más relacionado a la política que al emprendimiento privado, con la referida fundación de vehículo legitimatorio de sus acciones en territorio colombiano.

Bajo el manto ONG de Venezolanos en Cúcuta, Espinel movilizó importando votos con doble nacionalidad a favor del candidato uribista Iván Duque, hoy presidente colombiano. La Opinión pública que aprovechó «su información (censos), el respaldo económico que recibe de empresarios y su influencia en la comunidad colombo-venezolana. Espinel no lo confirma de manera explícita, pero sí reconoce que trabajó en la campaña de Iván Duque».

El censo que maneja es tal que dice instrumentalizar para contextos electorales, en Colombia y en Venezuela, «una población flotante integrada por al menos 70 mil compatriotas suyos -con cédula colombiana- que podría incidir en términos electorales a futuro». El aprovechamiento de la campaña migratoria antivenezolana tiene en Espinel un firme activista en Cúcuta, quien también es dueño de una cachapera en la frontera colombo-venezolana.

Avendaño, aquí, le recuerda a Toledo que la hija del asesinado presidente John F. Kennedy, Caroline Kennedy, habría donado más de 100 mil dólares a la ONG Venezolanos en Cúcuta, los cuales estarían «desaparecidos».

El político le dice al periodista desconocer del caso, aunque sí conoce a Espinel y dice que «es pana». Avendaño responde: «Empresarios en Cúcuta le han comentado a la corresponsal de PanAm Post allá, que han donado mucha plata [a ONG de venezolanos], y tampoco saben dónde está ese dinero». Una vez más desconoce los casos, escurriendo el bulto. Para Toledo, no ha pasado nada «hasta que no haya pruebas irrefutables».

Porque, de paso, el de VP es abogado. Y Espinel, aliado de la Administración Duque en Cúcuta, uno de los suyos.

Del caso Rossana Barrera y kevin Rojas: los desviadores de fondos humanitarios

Cuando le preguntaron por qué se asignaron a Rossana Barrera y Kevin Rojas en Cúcuta, siendo ellos cercanos a la familia de Guaidó. «Son decisiones ejecutivas», fue la respuesta emitida.

Aquellas dos personas se confabularon para robar los fondos asignados por la presidencia de la Asamblea Nacional (AN) en desacato, un escándalo que trascendió con el PanAm Post. Toledo no quiere ser vinculado con ese «sector» de VP, razón por la cual es evasivo en sus argumentos:

«Hubo una reasignación de responsabilidades, porque surgió un proyecto nuevo. ¿Cuál era mi responsabilidad, la que asumí del 8 de febrero hasta el 23? Coordinar con los países las donaciones, para que llegue la mayor cantidad de ayuda posible”, expresa.

En ese sentido, indica que «fui nombrado por el embajador Carlos Vecchio como coordinador de la Ayuda Humanitaria para el Gobierno de Venezuela en los Estados Unidos. Me traje a mi familia que vivía en Madrid.»

Para él, su amigo Sergio Vergara, la otra conexión Barrera-Rojas-Guaidó, también es inocente hasta que se demuestre lo contrario. No formó parte de la trama corrupta en Cúcuta, y si todos ellos son culpables «eso lo dirán las autoridades» colombianas, que están judicializando el caso.

Sólo se aparta

Toledo dice que no tiene nada que ver con eso, y que asegura según sus informes que ninguna comida se había dañado. Y las que estaban en proceso de descomposición, debían donarse a venezolanos apostados en las fronteras. Asegura que las fuentes de PanAm Post están equivocadas, y responsabiliza de todo lo malo que sucedió, sucede y pudiera suceder a «la dictadura».

Porque a él lo han acusado en las redes sociales de minimizar el caso, a lo que responde: «Ese esfuerzo gigantesco nosotros no podemos mancharlo porque hay un caso de corrupción puntual». Le reclama justamente a los medios lo que hacen siempre contra el chavismo y cualquier otro enemigo de la política exterior de los Estados Unidos.

El político de VP insistió, sin embargo, en defender como abogado a Barrera y Rojas, respecto al hecho de que expulsaron a militares desertores de un hotel por falta de pago: «Claro, pero probablemente, una hipótesis que se me viene a la cabeza, es que no les alcanzó la plata. Es una hipótesis que se me ocurre».

Son las inconsistencias las que dominan toda la entrevista, pero que refleja algo más allá que la personalidad errática y oportunista de Lester Toledo: una radiografía de cómo se estructura la oposición en el exterior para alcanzar un objetivo común, el derrocamiento del chavismo en Venezuela. Las respuestas del ex diputado por el Zulia son más bien la explicación explícita del fracaso antichavista en su misión de enero al presente.

El robo de millones de dólares con presuntos propósitos humanitarios no es algo que deba importar demasiado, sino parte del trabajo de quienes ven las actuales circunstancias como una carrera política a mediano y largo plazo.

MISIÓN VERDAD

 

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