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23.Ene.2018 / 09:44 am / Haga un comentario

Foto: Ciudad CCS

Foto: Ciudad CCS

Julio Escalona, actual miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, fue uno de los abanderados de la lucha armada que se desarrolló en Venezuela en los años 60.

Asimismo fue, junto a otros estudiantes y militantes de partidos de izquierda, protagonista y testigo de los sucesos del 23 de Enero, fecha en la que un movimiento cívico-militar puso fin a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

Escalona relató a Ciudad CCS que ese día estaba escondido en una zona de Catia, y al saberse la noticia del derrocamiento del dictador, acompañó a una gran cantidad de personas a rodear la sede de la Seguridad Nacional, ubicada en lo que hoy es el Hotel Alba Caracas.

El objetivo -prosiguió- era liberar a los compañeros detenidos el 29 de noviembre de 1957 y en enero del 58. Posteriormente se unió a la celebración masiva en las calles de Caracas por aquel acontecimiento.

Recalcó que durante la toma de la Seguridad Nacional llegaron muchos militares en tanquetas y los manifestantes pensaron que iban a apoyar al pueblo, pero lo que hicieron -acotó- fue sustraer una gran cantidad de archivos para desaparecerlos.

La era de la protesta callejera

A modo de reflexión, Escalona dijo que la era puntofijista no comenzó, como dice la historia oficial, con el 23 de Enero de 1958, sino que, a partir de ahí, más bien, el pueblo venezolano comenzó a expresar sus inconformidades con protestas callejeras cada vez que se sintió burlado o defraudado.

Citó como ejemplo la visita a Venezuela del vicepresidente de Estados Unidos, Richard Nixon, durante el gobierno de Rómulo Betancourt, que fue rechazada al punto de impedírsele su entrada al Panteón Nacional por parte de un pueblo enardecido.

Asimismo, refirió la lucha armada emprendida por movimientos estudiantiles, conjuntamente con partidos de izquierda, para reivindicar a los venezolanos engañados por los líderes de AD, Copei y URD, que conformaron el puntofijismo.

Los hermanos Castellanos: La democracia se tergiversó

El primer recuerdo que evocó la memoria de Luis Castellanos al hablar de la parroquia el 23 de Enero, fueron los detalles históricos ocultos en la antigüedad de sus calles y valiosa fisonomía: “Inicialmente se llamaba Urbanización 2 de Diciembre; pero a raíz del derrocamiento de Pérez Jiménez pasa a llamarse 23 de Enero. Ahí comenzaron las protestas violentas en contra de la dictadura”, explicó Castellanos desde la Librería Historia, negocio familiar ubicado en la parroquia Catedral.

El librero valoró como un hecho innegable los débiles indicios de democracia que Venezuela presentaba para el año 1958, sistema que rápidamente fue tergiversado durante los gobiernos de Raúl Leoni y Carlos Andrés Pérez. “La verdadera democracia comenzó aquel 23, pero se malinterpretó a tal punto que las personas decían que Betancourt, Leoni y Pérez eran peores que el General Pérez Jiménez, todos se daban la mano”, puntualizó.

La memoria de un militante

Su hermano Jonás Castellanos se oculta entre la pared de libros que reviste toda la librería. Con tono pausado afirmó haber participado de manera activa en el derrocamiento del General. “Ese día estaba en Trujillo. Permanecí oculto hasta el 22 de enero y el 23 participé en la celebración de la caída de Pérez Jiménez”, explicó el militante, quien tras la victoria lideró la Gobernación del estado Trujillo desde las filas del Partido Comunista.

Castellanos opina que la efeméride responde a un día “glorioso”, donde independientemente del criterio que se tenga sobre la obra de Pérez Jiménez, culmina el desarrollo de una dictadura que por naturaleza es dañina para un Estado.

“Todos esos dictadores fueron puestos por los Estados Unidos. Cuando se derroca la dictadura, la democracia tuvo un inicio maravilloso, pero la confabulación del imperio se hizo presente en la firma del Pacto de Punto Fijo. Burocráticamente debió gobernar un partido comunista”, sentenció.

“Se creó una atmósfera de resistencia”

Los hechos ocurridos el 23 de Enero de 1958 en Venezuela significaron para muchos un triunfo del pueblo. Muchos también aseguran que, luego de aquel suceso, se ejerció la democracia, pero vale la pena preguntarse de qué manera el pueblo tenía acceso a ella.

Para el escritor e historiador Luis Britto García estos acontecimientos fueron el final de una dictadura donde “se planteó una falsa democracia política para evitar que el pueblo accediera a la democracia económica, social y cultural”.

Britto considera que antes de su derrocamiento, la dictadura trató de legitimar su poder mediante fraudes electorales en unos resultados falsos a través de un plebiscito. También a través de las medidas de represión que llamaban Seguridad Nacional, censura de prensa y eliminación, prácticamente, de todas las reivindicaciones sociales de los movimientos y sindicatos existentes. Todo esto creó una atmósfera de resistencia hasta darse el golpe de Estado en el cual fue derrocado Marcos Pérez Jiménez.

Interrogado sobre su opinión al respecto de la posterior época de la democracia representativa, Britto opina que “fue una democracia relativa.

El derecho al sufragio estaba muy limitado, y a través del principio ‘acta mata a voto’, los partidos que dominaban la representación de las mesas electorales se repartían los votos de los demás”.

María León: Combatimos la represión

La excombatiente guerrillera y defensora de los derechos de la mujer, María León, sostuvo que luego de la caída de Marcos Pérez Jiménez, los líderes de los partidos que en un momento lucharon contra el dictador (AD, Copei y URD) traicionaron al pueblo que confió en ellos e instauraron “una dictadura disfrazada de democracia”.

En virtud de ello, León resaltó que, como consecuencia de esa traición, reflejada en persecuciones, detenciones, desapariciones, torturas y asesinatos la juventud de la época, de la que formaba parte, se organizó para conformar movimientos de lucha armada y combatir el régimen represivo de Rómulo Betancourt.

“Cuando vino Fidel Castro decidimos imitar su gesta gloriosa y tomamos las armas, abrimos muchos frentes guerrilleros en el país para enfrentar la nueva dictadura”, relató.

La actual constituyente calificó aquel hecho como un “acto de entrega que costó mucha sangre, pero que valió la pena, pues forjó un nuevo momento histórico que dejó muchos héroes para esta Venezuela indómita”.

Destacó finalmente que después de 40 años de supuesta democracia el presidente Hugo Chávez abrió de nuevo un camino hacia la igualdad y la esperanza.

“Superamos un serio obstáculo”

“Los deportistas de esa época nos unimos al entusiasmo del pueblo, porque la fecha del 23 de enero de 1958 resultó para los que cultivábamos varias disciplinas, un acontecimiento muy significativo, porque además de que salvamos un serio obstáculo, creíamos que se reiniciaría el desarrollo de los deportes en general. Mi padre, que pertenecía al Partido Comunista, nos entusiasmó por la senda del deporte; pero a pesar de que esa organización fue inhabilitada, seguimos creyendo en una mejor Venezuela y nos hicimos verdaderos atletas, para defender los colores nativos”, así lo refiere Carlos, integrante de la dinastía Luna, que marcó una época en la defensa de los colores nativos en competencias internacionales.

Los hermanos Manuel, Carlos, Germán, Oscar y José Luna destacaron con el uniforme de Venezuela en deportes como lucha, artes marciales, levantamiento de pesas y atletismo.

“A partir del 23 de enero se fueron conformando las organizaciones deportivas, pero sin mejorar las condiciones porque el bipartidismo, junto con los empresarios, favorecían más al deporte profesional”, añadió.

“Es necesario afirmar que ahora, como entrenador, observo que estamos en una época de revolución, que ha mejorado muy significativamente las condiciones de los deportistas, ha producido un enorme beneficio a todos los atletas y creado la generación de oro”, dijo para terminar Carlos Luna.

Ciudad CCS

 

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