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11.Oct.2016 / 10:19 am / Haga un comentario

Foto: archivo

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La asistencia del presidente Maduro a la 23ª edición del Congreso Mundial de Energía que se celebra en Estambul, le abre las puertas del triunfo de la misión que adelanta para salvar a la OPEP, como hizo Chávez en Caracas hace 16 años cuando rescató a la organización de las garras del Imperio yanqui y las transnacionales que pretendían subordinarla a sus bastardos y mezquinos intereses.

Si ayer un mal actor, vaquero de películas hecho presidente por “Las 7 hermanas”, prometió “ponerla de rodillas” falló en su intento, ya que el comandante eterno hizo fracasar sus planes, hoy el presidente-obrero, heredero de su legado, tiene la misión de frenar las ambiciones de un Nobel de la Paz inmerecido, convertido mandatario por Wall Street, que también quiere arrodillarla.

No podrá, ya que como lo hizo Chávez, Maduro ha ido “de Cumbre en Cumbre”, como profeta con sus discípulos, clamando en el desierto, denunciando con su mensaje libertario, denunciando ante gobiernos de países productores del crudo, la maniobra que adelanta Washington para destruir a la organización.

Al principio, la denuncia Chávez y de Maduro para frenar aquella avalancha destructora de las economías de su pueblo y demás países que conforman la OPEP, parecía una misión imposible ya que, como Reagan ayer, hoy Obama confía que la organización terminará arrodillándose ante él. que se frota las manos soñando con ese momento.

Olvidan que como Chávez, Maduro, aprendió también de Bolívar, su maestro y guía, que “Dios concede la Victoria a la Constancia”, y fue esa perseverancia la que después de que el mundo los creyó derrotados y vencida sus Cruzadas libertarias, estas se levantaran como el Ave Fénix y resurgieran de lo que se creía eran sus cenizas y levantaran vuelo.

Y es que el presidente-obrero, siente como el comandante, el mismo amor por la libertad y la Patria, que tuvo Bolívar y que los llevó a enfrentar con éxito en una larga lucha de años, el golpe de Estado continuado que EEUU adelanta contra la Revolución Bolivariana en complicidad con sus vasallos criollos y extranjeros.

Ese amor por la patria y sus hijos es lo que permitió a Chávez a aplastar la conjura del mal actor y pésimo presidente que fue Reagan, como lo está haciendo Maduro con la que Obama, el Premio Nobel de la Paz que hace la guerra de Cuarta Generación y de acciones violentas como La Salida que adelanta contra el gobierno bolivariano que él preside desde más de tres años.

Maduro sabe que Obama, como todos los presidentes yanquis, simplemente sigue órdenes, ya que no los eligen los votos del pueblo, sino los billones de dólares que a sus campañas aportan a sus campañas las grandes corporaciones nacionales y transnacionales que hacen vida en Wall Street.

Una inversión que genera ganancias miles de veces superiores al dinero colocado en la cuenta del candidato, que una vez en la presidencia devuelve en cargos oficiales, contratos para construcción de gasoductos, oleoductos y refinerías; compra de armas al complejo militar-industrial para las guerras de EEUU y a los demás que reclaman su “tajada del pastel” presupuestario.

Pero la codicia de del gobierno de EEUU y de esas corporaciones es tan grande, que no logra mitigar la insaciable sed de ganancias a pesar de los cuantiosos ingresos que llegan a sus arcas por el obsceno saqueo que hace del petróleo y demás recursos naturales de los pueblos a los que domina con sus políticas y maniobras de mercado, que hacen que se vendan a “precio de gallina flaca.”

Es el tipo de estrategia que utilizó el mal actor y vaquero de películas, maniobra, que como explica en un revelador un trabajo escrito a principios del año pasado el analista Leonardo Buitrago para la Agencia Venezolana de Noticias, en el que destaca que “el primer acto oficial de Reagan al asumir la presidencia en enero de 1981, fue eliminar el control de los mercados del crudo.”

“De esta modo, se suprimieron los precios regulados del combustible en las gasolineras. Al principio de la década de 1980, el precio del crudo promediaba los 25 dólares por barril, mientras que para 1986 la sobreproducción ocasionó que su cotización bajara a los 12,89 dólares por barril”, lo cual mermó considerablemente los ingresos que por su venta obtenía la OPEP.

Se estaba cumpliendo lo que el 11 de enero de 1986 llevó a Reagan, el mal actor vaquero de malas películas a declarar con la prepotencia característica de todo mandatario yanqui, como dice Buitrago en su trabajo a “ufanarse de haber logrado la caída de los precios del petróleo de la OPEP, organismo que representaba un obstáculo a la política económica del gobierno norteamericano.”

La OPEP, según sus cálculos “caería de rodillas” a sus pies” como aquel día lo había prometido.

Pero las promesas son promesas, no hechos, como el que Reagan soñaba convertir en realidad para beneficio de EEUU y las transnacionales petroleras y desgracia de los pueblos y gobiernos de la organización fundada el 14 de septiembre de 1960 en Bagdad por iniciativa del ministro de Minas e Hidrocarburos de Venezuela, Pedro Pablo Pérez Älfonzo y su homólogo saudí, Abdullah al-Tariki.

Pérez Alfonzo señaló que era necesario “un instrumento de defensa de los precios para evitar el despilfarro económico del petróleo que se agota sin posibilidad de renovarse.”

Según se explica en el sitio oficial de PDVSA en la Web, el nacimiento de la organización “fue un acto de reivindicación histórica ante el control que ejercían las compañías transnacionales en el negocio petrolero a expensas de los países productores.”

“Para mediados del siglo pasado, los precios, volúmenes de producción y otros asuntos clave eran controlados por siete grandes empresas transnacionales conocidas como “Las Siete Hermanas”, de acuerdo a sus intereses y en concordancia con la situación política y militar de sus países de origen.”

“La otra razón que condicionó la creación de la OPEP, lo constituyó el inmenso vacío en la gerencia del mercado petrolero para fijar los precios del petróleo y controlar las inversiones que de manera exagerada se habían realizado en todo el mundo de acuerdo con los objetivos de su convenio secreto de operación firmado en el Castillo de Archnacarry en 1928, convenio que estaba llamado a controlar:

Todas las áreas de producción fuera de EEUU.
Todas las operaciones foráneas de refinación
Todas las patentes, conocimientos (Know how) y tecnologías que se refiriesen a la refinación y

Dividirse en forma efectiva los mercados mundiales para los crudos y productos, (derivados) controlar los oleoductos y las facilidades de transporte a escala mundial.”

Una conspiración dirigida a consolidar su dominación sobre pueblos y gobiernos de países productores de petróleo, hasta que la OPEP puso fin a ese modelo de conquista creado en secreto por unas empresas del sistema capitalista mundial hace 88 años en la vieja fortaleza escocesa construida en 1655 y vuelta a construir en 1802 tras su destrucción en la batalla de Culloden en 1746

No contaban que 32 años después de aquel pacto secreto nacería la OPEP que puso fin al dominio absoluto que “Las Siete Hermanas” ejercía sobre el mercado, lo que les permitía amasar gigantescas ganancias, mientras los gobiernos de los países que extraía el “oro negro”, debido al bajo precio que ellas fijaban del mismo, apenas si podían dar desarrollo y bienestar a sus pueblos.

Pero avaros y codiciosos como es el Imperio y las transnacionales petroleras privadas, nunca aceptaron la existencia de un organización intergubernamental que velara por el bienestar de los pueblos y el derecho inalienable que tiene todo país, a fijar el precio de un recurso que es propio y no ajeno, como pretenden que sea quienes como ellos, acostumbran adueñarse de lo que no es suyo.

Eso fue lo que impulsó a Reagan a buscar la fórmula orientada a “poner de rodillas a la OPEP” mediante un accionar que se le facilitaba porque estaba bajo la gerencia de una tecnocracia ajena a todo sentir patriótico., enemiga de los intereses nacionales, que la estaba llevando a un proceso de virtual privatización de la industria, disimulada con la medida non sancta de la apertura petrolera.

Lo habría conseguido, de no haber estaba allí Chávez, quien, poco más de un año de asumir la presidencia de la República, convocó a la II Cumbre de Jefes de Estado y de gobierno de la organización ante la alarmante situación provocada por la baja de los precios del petróleo que en esa fecha, septiembre de 2000, tenían el nivel más bajo en los últimos 7 años, cotizándose en 7,83 dólares el barril

Solo una vez, desde su creación 40 años antes, se había logrado reunir a los gobernantes de los países miembros de la organización, hecho que se dio en 1975 en Argel, y que 25 años más tarde lo hizo por segunda vez en Caracas gracias al indiscutible liderazgo y poder de convocatoria del eterno comandante, evento del que surgieron las medidas que llevaron a que el crudo alcanzara el precio de 13 dólares el barril, casi el doble del que tenía entonces.

El imperio no toleró aquel golpe donde más le duele al Capitalismo, que es el bolsillo, y de inmediato ordenó a sus secuaces de la oposición golpista asestar un golpe de Estado que tuvo lugar el 11-A de 2002, que derrocó a Chávez, quien fue restaurado el pueblo y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en menos de 48 horas.

Y como el comandante perdonó a los golpistas, en un gesto de magnanimidad que ellos confundieron con debilidad, volvieron a la carga, esta vez, con participación de la meritocracia de Pdvsa decretando un sabotaje petrolero, que paralizó, 3 meses el tránsito vehicular terrestre, marítimo y aéreo que duró 3 meses, de diciembre de 2002 a febrero de 2003, y que dejó sin Navidad a los niños venezolanos.

Volvieron a fracasar como les ha ocurrido en los 17 años que han tratado de destruir, por orden de su amo, a la Revolución Bolivariana, usando a veces la violencia, otras el “golpe suave” mediante el desabastecimiento y acaparamiento de alimentos, medicinas y el accionar de los “bachaqueros” que arrasan con cuanto producto encuentren en abastos, tiendas y supermercados.

Pero Maduro, como Chávez, como Bolívar´, es “el hombre de dificultades” y no se rinde ante ellas, todo lo contrario, lo fortalecen y las enfrenta con medidas orientadas a vencerlas por muy grandes que sean, como las que ahora adelanta Washington contra
Contra la Organización de Países Productores de Petróleo.

Y es que en los últimos 2 años, EEUU volvió a atacar a la OPEP, de la que Venezuela es pieza clave, pensando Obama, que ·poniéndola de rodillas” como prometió Reagan hace 16 años, podrá derrocar, no solo a Nicolás Maduro, sino también a los demás gobiernos progresistas y revolucionarios que cambiaron el mapa político, económico y social de la región, siguiendo el ejemplo de Chávez.

El arma que utiliza es tan letal y siniestra como las bombas y misiles impregnados de uranio empobrecido y fósforo blanco, que lanzan sus “drones asesinos” y demás aeronaves sobre Irak, Afganistán, Libia, Yemen, Siria, Pakistán y otras naciones, matando a miles de niños, hombres y mujeres inocentes, crímenes de lesa humanidad que con cinismo llama: “daños colaterales”.

Es el “fracking”, método de perforación petrolera, mediante el cual la tubería se hunde en el subsuelo hasta alcanzar la roca que hiere con la presión del agua mezclada con elementos químicos que desprenden el poco petróleo que hay en ellas, el cual sale a la superficie, envenenando con el metano que expulsa, el agua de ríos manantiales, la hierba del campo de la que se alimentan los animales y a la gente que viven en los alrededores.

Se cuentan por miles los pozos de los que EEUU extrae el petróleo, mediante el “fracking” o “fracturación” , el cual vende a precios por debajo del costo de producción, pues su verdadero propósito es, y lo ha logrado, llevar el precio del petróleo extraído por países de la OPEP y los no OPEP, mediante el método convencional a precios tan bajos, como no se había visto en los últimos 16 años.

Se repite una vez más el perverso ciclo conspirativo que en el ámbito de la industria petrolera adelanta EEUU, esta vez con la diferencia de que afecta no solo a los países de la OPEP; sino también a la industria petrolera privada, lo cual confirma lo dicho por Foster Dulles, quien cínicamente manifiestó que “EEUU no tiene amigos, solo intereses.”

Ahora todo el mundo sabe, que Maduro tenía y tiene toda la razón, al decir que la única forma de neutraliza el siniestro accionar de EEUU , que ha inundado el mundo con petróleo barato, es congelar los precios y fijar cuotas de producción a todos los países OPEP y no OPEP, poniendo con ello también freno al plan de Obama de “poner de rodillas a la OPEP”, como quiso Reagan hace 16 años.

Y pudo convencer a todos los que le escucharon en Estambul durante el Congreso Mundial de Energía, a quienes transmitió su mensaje libertario, que le ha abierto las puertas del éxito a la misión que adelanta, similar a la que Chávez emprendió y cumplió cuando en la ll cumbre de jefes de Estado y de gobierno de la OPEP celebrada en Caracas en 2000, acabó con las pretensiones de Ronald Reagan, de “ponerla de rodillas.”

AVN

 

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