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28.Sep.2015 / 01:30 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

Esto hay que asociarlo directamente a una serie de interesados cercos que la administración Obama ha intentado aplicar sobre Venezuela. Uno, en el frente interno; otro en el Caribe y Centroamérica con visita ineludible de Barack Obama a la región; el caso Guyana y el pivote en Cuba, y un último, en Sudamérica, en la que resalta Colombia como una de las plataformas de desestabilización directa contra Caracas, donde la disminución de la intensidad del conflicto colombiano puede soltar los recursos de poder duro para la «crisis venezolana», tal como predijo la ex subsecretaria de Defensa de Estados Unidos, Mary Beth Long, en su paso por una conferencia junto al por entonces ministro de Defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón.

Frontera

 En este contexto, el cierre fronterizo es más que una acción electorera o coyuntural, como se ha querido ver a todo nivel de análisis especializado, por lo que debe plantearse de la siguiente manera:

 – Como la apertura de un nuevo escenario en el que también se traspasa directamente los costos políticos, sociales y sobre todo económicos a Colombia, lo que por ende rompe parcialmente este cerco y obliga a que el principal aliado estadounidense asuma los costos de continuar con su actitud. Esto por ende exige que el enemigo directo de Venezuela, Estados Unidos, pase de una situación ventajosa a una en la que deba gastar mayores recursos en el frente interno de su aliado para sostener su país anti-Venezuela. Lo que se da en un momento clave donde los diálogos de paz pueden posibilitar mayor apertura a las fuerzas políticas aliadas que puedan capitalizar a futuro una parte de esta crisis.

 – Es más, si a esto sumamos las medidas anticontrabando de Ecuador, es evidente que esta situación tiende a dividir a la oligarquía colombiana de facto, ya que significa una pinza contra Colombia y disminuye su margen de maniobra para transferir los costos de su crisis social, contenida a base de Terrorismo de Estado y desplazamiento. Por eso cuando decimos que Estados Unidos debe gastar mayores recursos en el frente interno, resalta entre estas acciones: el llamado de John Kerry, secretario del Departamento de Estado, a la canciller Delcy Rodríguez; y el envío de una misión comercial estadounidense hacia Colombia.

 Si profundizamos sobre esta línea de análisis, lo primero que se debe plantear es que desde la puesta en marcha de un Tratado de Libre Comercio en 2012 Colombia ha reforzado su papel dentro de la plataforma económica y tecnológica de Estados Unidos. Visto así: todo lo que dañe la estabilidad económica colombiana y le quite margen de maniobra a la oligarquía colombiana dificulta que este proceso también se riegue puertas afuera y lo encapsula a ese territorio específico. Es público y notorio que el NO al Alca vinó también producto de este tipo de desmadre calculado que Washington quiso imponer y se le fue de las manos.

 Los otros cercos

 Lo obvio antes dicho refuerza una acción sistemática realizada por el Gobierno Bolivariano dentro de la región: el aumento y la visibilización de los costos reales para los países que pretendan sumarse a los cercos activos contra Venezuela, y la consolidación de los muros de integración construidos durante la primera parte del siglo XXI.

 Esto no sólo se escenifica en la derrota diplomática de anteponer a la OEA como instancia para entablar un diálogo sobre la frontera, sino en los siguientes hechos y acciones en los otros frentes regionales:

 En el Caribe y Centroamérica. Una interesada gira de Barack Obama por la región antes de la Cumbre de las Américas y el lanzamiento de la Alianza para el Progreso en Guatemala, El Salvador y Honduras buscaron un efecto rebote para debilitar Petrocaribe y aislar a Venezuela de su entorno cercano. Ni lo uno, ni lo otro se pudo conseguir tampoco con la puesta en escena del recalentamiento del foco en Guayana, ya que en la última gira presidencial de Nicolás Maduro lo que terminó por fortalecerse fue Petrocaribe con el anuncio de la puesta en marcha de una Zona Económica Común, que refuerza la integración y complementariedad en este muro construido por el chavismo en la región.

En Sudamérica. El hecho de que la mediación entre Colombia y Venezuela sea realizada por Unasur y Celac demuestra otras acciones encaminadas directas hacia la profundización de los vínculos de Venezuela con el resto de la región. En gran medida, el papel de Uruguay, en su rol de presidente protémpore de la Unasur, también es signo de una acción diplomática y económica realizada por Venezuela por contener los puntos débiles, y consolidar los órdenes regionales, que en sí son un cerco en sí mismo contra los aliados estadounidenses que intenten romperlos. No hay que ir muy lejos para recordar que antes de los acuerdos comerciales con Montevideo, el guabineo del presidente uruguayo Tabaré Vázquez fue uno de los ruidos que intentaron minimizar la orden ejecutiva de Barack Obama contra Venezuela.

 Si uno tuviese que realizar un balance de los tres cercos regionales antes nombrados, es evidente cómo realmente no han funcionado en el corto plazo y se diluyen en un mediano donde Venezuela está claramente recuperando su margen de maniobra regional e internacional y forzando el escenario del principal país portaaviones de Estados Unidos en la región.

 Conclusiones

 De este panorama se puede trazar un saldo provisorio y una sincronía en las acciones del Gobierno Bolivariano con el entorno global:

Si es verdad que el bloque Alba ha perdido margen de maniobra para proyectar poder, y si es verdad que Argentina y Brasil, los dos pilares del Mercosur, también atraviesan por situaciones similares, que evitan fortalecer una contraofensiva que podría hacer más daño a Estados Unidos y sus aliados. Pero más lo es que Venezuela, el mayor promotor de la integración latinoamericana, mantiene la iniciativa y capacidad de generar hechos políticos favorables y luego conducirlos fuera de la órbita y la agenda de Estados Unidos.

También lo es que Washington atraviesa por un momento de profunda debilidad en la que sólo tiene palos y muy pocas zanahorias económicas para generar movimientos geopolíticos que den vuelta el tablero a su favor por la crisis sistémica en la que aún está sumergida. Ante esto, realiza intervenciones «inteligentes» que tengan sus propios circuitos de acumulación económica para que sean sostenibles, ya sea por financiamiento de «vasallos» o por la vía paraeconómica. Al romperse o descolocarse este esquema, la Administración Obama cae en lo que no necesita: gastar recursos en América Latina cuando su centro de disputa por el poderío global está en Eurasia y su retaguardia debería estar lo más ordenada posible.

El drama colombiano escenifica la alta vulnerabilidad interna que genera el proceso de destrucción de los Estados aliados a Washington para su asimilación en el gran área de libre comercio que se plantea establecer a nivel mundial para retornar a un circuito de «expansión» económica, que permita competir con la plataforma del mundo alternativo. Sin lugar a dudas, existe un escenario donde se plantea controlar las «disidencias» en los propios y «direccionar» las tensiones del crack mundial en los enemigos, como sucede en Brasil, por ejemplo, donde sí está aprovechando las contradicciones internas del sistema político criollo para intentar capitalizarlas a su favor.

La acción continua y sistemática del Gobierno Bolivariano para establecer regiones y zonas económicas autónomas, que se inserten con la mayor autonomía y soberanía posible al mundo multipolar en ascenso. Sobre esto último debemos entender que en el mundo actual se está pasando de Estados-nación hacia regiones-mercado, o zonas económicas comunes, por lo que cualquier ordenamiento soberano de éstos es un paso hacia atemperar las crisis sociales en simultáneo que esto provoca y constituir una retaguardia lo suficientemente grande para una verdadera alternativa civilizatoria al desastre en curso.

Además, la secuencia de la gira por Vietnam, China y la puesta en marcha de una zona económica común de Petrocaribe sintetizan en gran medida esta sincronía con el entorno global por deslastrarse lo más rápido posible del orden global controlado por Occidente y fortalecer el mundo alternativo.

 En este cuadro no extrañaría una ronda de sanciones económicas contra Venezuela.

 Ni cerco, ni aislamiento, ni pinzas han funcionado; la fuerza es lo que les queda.

Misión Verdad

 

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