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23.May.2018 / 10:56 am / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

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Por Franco Vielma

Misión Verdad

El aumento de la presión de la Administración Trump contra Venezuela fue presentado por el mismo presidente estadounidense, al firmar dos derivaciones de su orden ejecutiva del pasado 25 de agosto de 2017.

En este caso, ha emitido una nueva orden para vetar las compras de deuda por Venezuela emitidas tanto por el Banco Central venezolano como por la empresa estatal Petróleos de Venezuela S. A. (PDVSA) por parte de personas naturales o jurídicas estadounidenses o con vínculos económicos con ese país. La orden cubre todas las transacciones relacionadas con deudas del Gobierno venezolano o de sus empresas, incluidas las cuentas por cobrar, es decir, facturas, desde este lunes.

El decreto también prohíbe a personas naturales y jurídicas estadounidenses, o relacionadas con ese país, participar en cualquier venta o transferencia de cualquier activo venezolano o participación accionaria con mayoría de propiedad venezolana (superior al 50%). Lo que significa un veto a la compra de propiedades venezolanas.

Explicaciones al detalle y escenarios

Sobre la ratificación en este nuevo paquete de sanciones de no tocar los instrumentos de deuda emitidos por Venezuela, un funcionario estadounidense reveló de manera anónima a Bloomberg que la acción tenía la intención de evitar que Venezuela «vendiera las deudas con el Gobierno y las empresas estatales a cambio de efectivo inmediato».

Este señalamiento infiere la probabilidad de que Venezuela esté negociando sus anteriores compromisos con sus acreedores con instancias no convencionales de financiamiento. O como se ha afirmado en diversas oportunidades, la probable adquisición de China de la deuda venezolana, a cambio de una deuda que Venezuela mantendría exclusivamente con el gigante asiático. Cuestión que había estado en diferido desde el año pasado y que probablemente se efectuaría una vez se resolviera la situación política por la vía electoral.

Según Reuters, el gobierno estadounidense se dirigió este lunes a Rusia y China para sostener discusiones sobre emisión de nueva deuda a Venezuela, según una fuente anónima en la Administración Trump, quien informó para la agencias de noticias en cuestión. EEUU, según la fuente citada, ha advertido a China y Rusia que cualquier financiamiento a Venezuela no será reconocido en el sistema financiero estadounidense, el que centraliza y afina los sistemas internacionales de deuda.

De confirmarse estas posibilidades, es probable que EEUU se esté anticipando a un salvataje de la economía venezolana cortesía de sus pares euroasiáticos. No obstante, mediante instituciones propias y la arquitectura financiera que China y Rusia han construido en los últimos años, para lidiar con sanciones y con acciones de boicot financiero estadounidense, y que han servido para eludir las intenciones norteamericanas, es probable que el efecto de estas medidas pueda recaer parcialmente sobre Venezuela. Esto está por determinarse.

Sobre la afectación a las cuentas por cobrar de Venezuela, según Antonio de la Cruz, ex director de Planificación de PDVSA y ahora Director Ejecutivo de InterAmerican Treds, una firma del ramo energético, la medida de Trump significa para Venezuela una nueva «limitación de las transacciones de administración de efectivo».

En este sentido, las sanciones apuntan directamente a las operaciones de la industria petrolera venezolana. La limitación de este conjunto de operaciones va en referencia a los sistemas de procura de Venezuela y PDVSA, que han tenido que adecuarse en los últimos meses ante la imposibilidad de contar con líneas y certificados de crédito al corto plazo (30 días), que no son emitidas a favor de PDVSA y CITGO (filial de la estatal venezolana en EEUU) por las instancias bancarias, en seguimiento a las sanciones de Trump.

Dicho de otra manera: Venezuela, ante la dificultad de relacionarse como cualquier empresa petrolera en el circuito de procura de crudos, diluyentes y otros insumos como equipos y repuestos para su parque industrial petrolero (tecnológicamente dependiente de EEUU), se desenvuelve mediante los pagos en líquido y por adelanto de muchos de los insumos que requiere su industria en Venezuela y en territorio estadounidense. La afectación a las cuentas por cobrar, o facturas, amplifican la asfixia operacional de PDVSA y su filial en el ámbito energético norteamericano.

La decisión también «reduce la capacidad (de PDVSA) para financiarse utilizando su principal filial estadounidense», dijo de la Cruz para la agencia Bloomberg en referencia a CITGO Petróleum Corporation.

Sin embargo, otro alto funcionario estadounidense, en declaraciones para el Financial Times, aseguró que «la venta en efectivo por parte de empresas energéticas de EEUU de diluyentes que PDVSA necesita no están prohibidas».

No obstante, los alcances de estas acciones sobre las capacidades operativas de PDVSA y CITGO aún están por determinarse. Venezuela ha denunciado en sucesivas oportunidades que las restricciones impuestas desde el paquete de sanciones emitido por Trump el año pasado, se han traducido en el cierre de cuentas y bloqueo de compras venezolanas -en muchos casos de bienes sensibles como alimentos y medicinas-, aunque acciones de ese tipo no figuran en el referido paquete de sanciones.

La discrecionalidad de los bancos y empresas de vetar a Venezuela del relacionamiento comercial internacional a los fines de evitar sanciones, ha sido otra de las situaciones que se han generado a expensas de esta trama de cerco y asfixia.

Por otro lado y sobre las restricciones a la negociación de activos venezolanos, CITGO está lidiando con serias dificultades operativas al enfrentar un embargo petrolero no declarado en suelo estadounidense, dados los serios inconvenientes que ha tenido esta industria para acceder al mercado local de crudo y otros insumos para su actividad (refinación y derivados).

La posibilidad de la colocación a la venta de CITGO ha estado latente desde que se han elevado y amplificado las hostilidades desde EEUU hacia Venezuela. El país caribeño no cuenta con elementos sólidos de confianza para continuar desarrollando su actividad en suelo estadounidense, especialmente por posibilidades de confiscación de sus activos al margen de la legalidad, como la que ejecuta ConocoPhillips en activos estratégicos de Venezuela en el Caribe, tal como se ha dado a conocer con la toma de instalaciones venezolanas en Aruba durante el mes de mayo de 2018.

La posibilidad de la transferencia de deuda venezolana a otros acreedores puede abrir seriamente la posibilidad de que el país esté considerando desprenderse de los activos de CITGO, por lo cual el gobierno estadounidense ha vetado la posibilidad de enajenarlos. EEUU prohibió a cualquier persona natural o jurídica norteamericana participar en la venta, transferencia, asignación o adjudicación, incluso bajo condición de garantía, de cualquier activo venezolano.

Este veto acrecienta las posibilidades del desmembramiento y captura de CITGO por parte del gobierno estadounidense. No obstante, Donald Trump en su presentación señaló que ha «tomado medidas para evitar que el régimen de Maduro realice ventas de emergencia» liquidando activos de Venezuela. Con la aspiración de propiciar un cambio forzoso de gobierno en el país petrolero, Trump señaló que Venezuela necesitará esos activos para «reconstruir su economía».

Cuestión que es paradójica si nos adentramos en los estragos que sufre CITGO y que la han sometido a una vulnerabilidad operativa y financiera sin precedentes gracias a la Administración Trump.

Venezuela en el ajedrez de potencias

Las sanciones que se han revelado a sólo horas de la reelección de Nicolás Maduro suponen el escalamiento y amplificación de las agresiones financieras contra Venezuela, tal como se esperaba si el resultado de las presidenciales favorecía al chavismo. No obstante, las acciones de la Casa Blanca parecen también una «huida hacia adelante», planteando posición adelantada y develando con ello probables acciones de Venezuela en su frente financiero y que posiblemente estuvieran en plena concertación con potencias aliadas.

De confirmarse esos escenarios, se ratifica la persistencia de Venezuela como elemento sustantivo dentro del tablero de ajedrez global. Una situación que se corresponde por su cualidad de país petrolero, con las reservas certificadas de crudo más grandes del mundo y sujeto a presiones por parte de EEUU, una vez que desde la gestión de Hugo Chávez el país se deslindara del tutelaje norteamericano tradicional.

 

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