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Por Jacqueline Faria Pineda
jfaria@psuv.org.ve
La navidad se acerca y desde hace ya algunas semanas empiezan a aparecer en nuestra ciudad las características luces decorativas en los hogares y las vitrinas de los comercios. Si bien estos adornos pueden ser bastante vistosos, ¿hasta qué punto hemos tomado conciencia sobre las consecuencias ambientales que acarrea este gran despliegue de iluminación?
Es importante reflexionar sobre el hecho de que no todo el tiempo las luces encendidas que alegran estas fiestas son verdaderamente disfrutadas por nosotros. Es cada vez más frecuente la presencia de ornamentos que han perdido su sentido como parte de una celebración popular, genuina y humilde. Incluso, muchas veces estas decoraciones luminosas parecen una forma de competencia, por la ostentación y el exceso, y terminan contribuyendo con la sobrecarga de nuestro ya saturado sistema de energía eléctrica.
Si a esto sumamos el hecho de que una de las principales causas del fenómeno conocido como Calentamiento Global son las emisiones de carbono, y que una gran fuente de este tipo de emisiones son los gases que se desprenden de las plantas de generación termoeléctrica; tendremos frente a nuestros ojos un panorama bastante desalentador: la iluminación navideña que usamos para alegrar nuestras fiestas contribuye al deterioro progresivo del planeta.
Por ello, es importante colaborar con la disminución del consumo eléctrico en estas fechas eligiendo bombillos Led de Alto Rendimiento y apagando las decoraciones al acostarnos o al salir de casa. Son pequeñas acciones que valen la pena y que nuestro planeta nos agradecerá.
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