Opinión

30.Sep.2016 / 06:08 pm / Haga un comentario

Por: Eduardo Pérez Viloria

A principios de año más de uno creía que el barco se estaba hundiendo. Varios celebraban que el Capitán del navío estaba a punto de tocar fondo: los más nefastos representantes de la derecha campaneaban el whisky en distintas quintas de La Castellana, Altamira, La Lagunita y pare usted de contar. Culos, parrilladas y sonrisas de oreja a oreja eran los nuevos días de la oposición venezolana.

Pero la vida no sólo cambió para una fracción de la derecha: más de un pseudochavista aprovechó para dejar la peluca. Otros que siguieron en las líneas combativas de la revolución, se aferraron a la ocasión para convertirse en héroes nacionales: ser criticones de oficio era su más ferviente actividad.

Y seguían los whiskys sonando, los culos llegando, supuestos chavistas dejando el pelero; seguía la gente jodida –todavía está un poco afectada- por los crueles efectos de la guerra económica. Y el capitán llevando palo marranero, los amigos sacándole el culo, los enemigos intentando agarrárselo. Y entre culo y culo seguía apretando la soga. Hasta las putas de los dirigentes radicalmente “chavistas” agarrarón otros caminos: Chile, Argentina y España, son algunos de los destinos; dicen que por allá ganan en dólares.

Pasaron varias semanas, hasta los fulanos tres meses aquellos, y el Capitán hasta con los dientes se agarraba del barco: “primero muerto que morir ahogado”, me imagino suspiraba durante los días y noches de calvario.

La guerra económica agudizaba, la oposición hablando más paja que nunca, los críticos ya con el nalguero afuera y varios tratando de raspar la olla. Pero como las ideas siempre llegan a su lugar, un viento desconocido puso el barco andar a paso firme nuevamente. El barco que andaba a punta de petróleo ahora anda es con velas, con paso lento pero seguro en la andada.

Ya los tipos de los whisky se estaban preocupando por el realce moral del Capitán e intentaron prender candela al barco con tripulación y todo: pero resulta que el hombre Maduro no tropieza dos veces con la misma piedra.

A punta de vela, remos, y la alta conciencia de la mayoría de los tripulantes, el barco sigue agarrando vuelo y vuelo. Ahí va como tuerto por guafal, prudentemente, pero va.

En la actualidad los papeles se están invirtiendo. Mucho chavistas ya estamos batiendo el cocuy, en cualquier barrio de nuestra patria. No tenemos culos de esos explotados, pero sí la carajita de ojos color café que es poetisa. Hay que aclarar que no celebramos alguna victoria, todavía no concretamos ninguna: celebramos tener una tipo Maduro que nos sacó de los más profundos del abismo donde intentaron meternos esos personajes que ansían volver al Poder. ¡Ese Maduro le echa es bola! Es lo que se escucha por todos lados, sin vaselina les hizo un cariñito a varios nuestro Capitán.

Mañana quién sabe qué pasará. Pero hoy me veo en la honrosa obligación de agradecer a nuestro presidente Nicolás el esfuerzo abrupto que realiza por la patria. Porque a todos nos gusta ver lo malo y feo, y nos olvidamos de las cosas positivas.

Maduro, Capitán, sigue a la cabeza, sigue dándonos esperanza, que aquí hay pueblo contigo. ¡Seguimos en Revolución!

eduardoperezviloria@gmail.com

 

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